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viernes, 14 de marzo de 2014

Pensión de Caballeros-Cap 7°- "Lágrimas"

Sentada en una silla junto a la cama, Paloma ve dormir a Esteban. Desde que lo trasladaron a la habitación, a estado bajo los efectos de los sedantes. El hospital estuvo concurrido toda la noche, con ambulancias yendo y viniendo, gente en los pasillos, pasos y murmullos. Paloma consulta su reloj. Ya está por amanecer. No pudo conciliar el sueño y lloró de a ratos, en silencio. El Ruso le relató sobre los momentos previos al pre infarto y se siente culpable por lo sucedido. Si no se hubiera mudado a la pensión, no habría involucrado a Esteban en sus problemas. Nuevas lágrimas asoman en sus ojos. Ahoga un sollozo, cubriéndose la boca con la palma de la mano. Nunca lo había vio tan indefenso y frágil. Por debajo de la puerta, se filtra la claridad del sol, que empieza a iluminar el pasillo. Piensa en su hijo, en ella, en el amor que siente por quién sufre ahora las consecuencias de sus actos y, muy a su pesar, toma una decisión. Enjuga sus lágrimas y espera al Ruso, que en cualquier momento, llega para reemplazarla.

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César está satisfecho, al fin las cosas se están volcando a su favor. Acaba de recibir noticias de parte de Emilio y siente que el riesgo que corrió, al poner en peligro a Lucas, no fué en vano. Se arrellana en su sillón. El disgusto que casi mata a Esteban, le provoca una gran sonrisa. Hasta se regodea imaginando la escena. Está felíz. Suena el teléfono sobre su escritorio y lo saca de sus pensamientos. Atiende.
-¿Qué pasa?
-Su esposa está en la línea- le informa su secretaria- ¿Le paso la llamada?
Se sorprende. La mañana seguía mejorando, a cada instante.
-Sí, por favor.
Con el tubo del teléfono en el oído, vuelve a acomodarse en su sillón, esperando.
-¿César?
El tono de voz de Paloma, denota lo desagradable que le resulta hablar con él.
-¡Qué sorpresa! - exclama César, con sarcasmo- ¡Parecería que ya me estabas extrañando!
-No estoy para tus ironías...Necesito hablar de algo importante con vos.
-No creo que pueda...¿tiene que ser ahora?
-Lo antes posible, antes de que cambie de parecer...
-Veo, entonces...Decíme dónde...
-En media hora, te espero en el café al que íbamos cuando estabas en la facultad...
-De acuerdo. Nos vemos allá.
Cuelga. Se queda pensativo. Ignora lo que quiere Paloma, pero muy dentro suyo, siente que en esta mano, tiene las cartas ganadoras. Se levanta, recoge el saco de la silla y se pone en camino.

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