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miércoles, 26 de marzo de 2014

Pensión de Caballeros- 8° Cap- "Sin escrúpulos"

Emilio empuja a Lucas al interior de una casona abandonada, luego de descorrer una chapa herrumbrada que sirve de puerta. Deben sortean pequeñas montañas de escombros, chapas y maderas podridas esparcidas por el suelo, para llegar a una habitación trasera. Ahí, Emilio enrosca una lámpara a un portalámparas que pende de un cable y se ilumina el lugar. En un rincón, un colchón en el piso, sobre el cuál hay varias cobijas arrugadas, un calentador para la comida, un par de ollas y una pava. A un lado, asoman de un par de bolsas de nylon negras, algunas prendas de vestir.
-¿Qué es este lugar? - pregunta Lucas, temeroso, mientras observa las paredes descascaradas y manchadas por la humedad.
-Esta es mi casa.
-Pero, ¡si vos vivís en la pensión!
-Sí, desde que tu papá me paga la pieza, pero antes, acá es dónde siempre estuve.
-¿Vos lo conoces a mi papá?
Emilio asiente con la cabeza, sonriendo. Lucas se inquieta.
-Me quiero ir a mi casa...
-Ya vas a ir. Por ahora, quédate tranquilo que tengo que llamar por teléfono...
-Quiero a mi mamá...- moquea Lucas, asustado.
-¡Mirá, no me la hagas difícil y sentate ahí un rato!- se ofusca Emilio- ¡Y no hables más!
Lucas obedece. De sus ojos se descuelgan gruesas gotas que ruedan por sus mejillas. Emilio se aparta un poco, sin dejar de vigilarlo y llama a César.
-¿Hola? Te quería avisar que ya lo tengo conmigo...Sí, pero no sé cuanto más se va a aguantar quieto. Está bien, le explico para que no se asuste...Chau.
Cuelga y se acerca a Lucas. Esforzándose por ser amable, se agacha a su lado.
-Escúchame, ese era tu papá. El dice que no te asustes, que tiene que hacer algo primero y después te pasa a buscar. Mientras, yo te tengo que cuidar ¿entendiste?
Lucas asiente con la cabeza.
-Bueno, contame algo, charlemos...
-Pero vos me dijiste que no hablara más...
-Esta bien, pero eso era antes. Contame algo, entonces se nos pasa el tiempo.
-No quiero...- responde Lucas, dolido.
-Bueno, como quieras...
Emilio se levanta, camina hacia la puerta de la habitación y enciende un cigarrillo, observando hacia afuera.
-Cuando venga tu viejo, esto se va a acabar de una buena vez...
Lucas se limpia las lágrimas con la manga de la ropa, mirándolo con rencor.

                                                             ...........................
El silencio en la pensión es absoluto. Está desierta. Sus ocupantes han salido a la calle en busca de Lucas. Cae la noche y solo las luces del patio y la de la cocina iluminan el lugar. La puerta de calle se abre violentamente y entra César, tambaleándose. Su mente ha elaborado un plan absurdo y necesitó de una buena cantidad de alcohol para reunir el valor para ejecutarlo. En su mano derecha, porta su pistola, dispuesto a traspasar, si es necesario, el punto sin retorno. Con su hijo en su poder, solo le resta su esposa. Luego, abandonarlo todo y huir al Uruguay, dónde tiene una chacra.
-¡¡PALOMA!!
Su grito reverbera en la muda quietud de las cosas.
-¡¡PALOMA!!
Avanza maltrecho, alienado. Tantea puertas, apunta a las sombras. Se convence de que no está, de que ni siquiera hay alguien para hacerle frente. Parado en medio del patio, baja los brazos, sollozando. Cae de rodillas y por un instante, parece abatido. Pero se levanta con un alarido de furia y se dirige a la entrada con grandes zancadas. Vuelve a los pocos segundos, portando dos bidones de nafta que comienza a esparcir por la casa. Cuando los vacía por completo, impregnando cada rincón, ingresa a la cocina y abre todas las llaves del gas, dejándolo fluir en el ambiente.
-¡Hijo de puta! ¡Te voy a enseñar !¡A mi, nadie me roba a mi mujer!
Arroja un fósforo y corre hacia la calle. El fuego se propaga desde el patio a las habitaciones y hasta el segundo piso. Arde la parra, consumida por el calor intenso. Las aberturas de madera, los muebles, los colchones y la ropa, son como pasto seco para las llamas. En minutos, lo que tanto trabajo dio levantar, es devorado por la combustión.
César sube a su auto y arranca. Maniobrando con imprudencia, huye a toda velocidad.


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