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viernes, 31 de enero de 2014

Pensión de Caballeros - Continuación del 5° Cap - Cumpleaños en la pensión.

La fiesta resultó mejor de lo que se esperaba. El último en llegar fue Hugo, luego de cerrar el bar, y al entrar a la casa encontró el patio adornado con globos y serpentinas, una mesa larga bajo la parra, música y el cálido abrazo de sus amigos. La cena transcurrió en calma hasta que, los pensionistas, dieron la nota bañándolo con soda al pibe, festejando su exitoso debut. Esteban, se vio obligado a susurrar una explicación en el oído a Paloma y Hugo, que observaban sin comprender que sucedía. Resultó irresistible para los demás, seguir el ejemplo, y la guerra con sifones de soda se generalizó, dejando un saldo de gente empapada y risueña. Después de la torta, soplar las velitas y el desentonado " que los cumplas feliz", se armó el baile y Paloma, que fue la más solicitada,  eludió el asedio de Vinchuca con solvencia. Pasadas las horas, se acabó el alcohol y los invitados se fueron marchando como sombras, maltrechos. Los moradores de la casa, decidieron dejar para el día siguiente la tarea de limpieza, yéndose a la cama agotados. Las luces se fueron apagando y solo quedaron flotando los ronquidos del Ruso, como notas, vibrando en el aire de la noche.

martes, 28 de enero de 2014

Pensión de Caballeros - 5° Cap. Continuación - Preparando la fiesta de cumpleaños de Hugo.

 Paloma, en la cocina, saca un bizcochuelo del horno y lo desmolda sobre una tabla. Inspecciona que haya salido parejo. Conforme, lo lleva a la mesa del patio para que se enfríe, ante las miradas atentas de Cosme y Fidel, sentados en la escalera. Los saluda con un ademán de la cabeza y vuelve a la cocina. Ahí vierte, otra vez, mezcla en el mismo molde y lo mete en el horno. Controla la hora. Se asoma al patio. Cosme anda rondando.
-¡Chist! - llama su atención.
Cosme la mira con cara de inocente.
-¡Ojito! ¿Eh?- le advierte, con el dedo indice de la mano levantado.
Cosme, viendo sus intenciones frustradas, vuelve a sentarse en la escalera, junto a Fidel. Paloma regresa a la cocina y se dedica a preparar la cobertura para las tortas.

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A la tardecita, llegan los amigos de Hugo; Tono, Manuel y Vinchuca; cargados de bolsas y alborotando la pensión.
-¡Teban!- saluda Vinchuca, sonriendo.
-¡Chuca!- responde Esteban, abrazándolo.
-¡Qué haces, pibe!- mira en torno- Che, ¡qué lindo que te quedó esto! ¡Pensar que se venía abajo!
-Y, laburamos bastante...
Se acerca Tono, que viene detrás, a saludarlo.
-¡Hola, Esteban! ¿La cocina?
-Por allá, Tono. Acomodá lo que puedas en la heladera.
Manuel, cargado de bolsas de supermercado, viene quejándose.
-¡Apuren! ¡Vamos, que esto, pesa una tonelada! ¡Ni siquiera sé si ese viejo lo vale!
Se ríen. Saluda a Esteban con un beso en la mejilla.
-Pasá, Manuel. La cocina está por allá...
-¡Vinchuca! ¡Ayudame con esto! - le pasa unas bolsas.
-¡Pará de quejarte, Manuel! ¿Para qué viniste? ¡Dame eso y andá hasta el auto, que me quedó el carbón adentro!
Refunfuñando, Manuel obedece y sale a la calle. Tono, que  vuelve de la cocina, se lleva las bolsas que sostiene Vinchuca.
-¡Traje unas costillas, que son para chuparse los huesos! - dice, exaltado.
Cosme y el Ruso salen de sus habitaciones, alertados por el escándalo, y observan desde arriba.
Regresa Manuel, desde la calle, ceñudo.
-¡Vinchuca!- grita, desde la puerta- ¿Y las llaves? ¡Está cerrado!
Vinchuca las busca en sus bolsillos y se las arroja. Manuel intenta atraparlas, falla y putea cuando tiene que agacharse a buscarlas. Gira hacia la salida, pero antes de que salga, Tono , que vuelve de la cocina, lo llama.
-¡Manuel! ¿Dónde vas?
-¿Cómo que dónde voy? ¡A buscar el carbón, voy!
-¡Traeme la bolsa de pan, que me la olvidé en el asiento trasero!- le pide Tono.
-¿Por qué no se dejan de joder? ¡Me agarran para los mandados, carajo!- despotrica Manuel, yéndose.
-¡Y metéle! - el grita Vinchuca- ¡Que nos alcanza la parca!
Se rien a costa de Manuel, que se va puteando.
-¿Vamos limpiando la parrilla? - sugiere Tono.
-¡Vamos, entonces después, armamos una picada! - propone Vinchuca.
Ambos siguen a Esteban, que los guía hacia el patio trasero.
Cosme y el Ruso, agradecen el silencio, apoyados en la baranda del segundo piso.
-¡Que viejitos ruidosos! ¿No? - dice el Ruso.
-¡Son peor que los pendejos, estos!- sentencia Cosme, haciendo bailar el palillo en su boca.
Manuel retorna de la calle. En una mano trae una bolsa de carbón y en la otra el pan. Se detiene en el centro del patio, desconcertado. Ve a Cosme y al Ruso.
-¡Hola, muchachos! ¿Vieron para dónde se fueron?
-Por allá, jefe- indica el Ruso.
Manuel agradece y también se pierde, en el patio trasero.

jueves, 23 de enero de 2014

Pensión de Caballeros / Continuación del quinto capítulo.

Es de tarde, el pibe llega de la calle y se extraña de no encontrar a nadie en el patio. Lo que más le llama la atención, es que el taller esté cerrado. Sube hacia su habitación, entra y cierra la puerta. Casi al unísono, Cosme y el Ruso, se asoman con cautela. Vigilan la puerta del cuarto del pibe, asegurándose de que permanezca ahí. Le hacen señas a Fidel, que viene desde la cocina, acompañado de una mujer joven y maquillada en exceso, ataviada con un vestido corto y ajustado. Mastica chicle con la boca abierta y de sus orejas, penden dos argollas grandes y plateadas.
-Seguros de que el pibe quiere, ¿no?- pregunta, notando algo raro.
-¡Seee...quiere!, pero es algo tímido.
-Subí, nomás, y mandate en la pieza.
-Bueno, ahí voy entonces.
Sube la escalera con agilidad. a pesar de sus tacos altos. Camina por el pasillo, se para frente a la habitación y golpea.
-¡Pase!-grita el pibe desde adentro, sin sospechar nada.
La piba abre la puerta, entra con rapidéz y vuelve a cerrar.
Los demás quedan abajo, expectantes, intentando escuchar algo. Se convencen de que todo está bien y se retiran a la cocina, a tomar unos mates.
-¿Seguro de que Esteban no está?- pregunta Fidel.
-No está. Salió con Paloma y Lucas. Por un buen rato, no van  a volver- contesta el Ruso.
-Es gamba, ese mocoso- reconoce Cosme.
-Sí, pero por el favor,¡ me sacó veinte mangos!
-Va a ser bravo...
-Así parece.

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Vuelven de su paseo, Esteban, Paloma y Lucas. En la puerta de la pensión, se cruzan con la piba, que va saliendo. Con frescura, los saluda.
-Buenas...!
La siguen con la mirada, mientras se aleja por la vereda, contorneándose.
-Hola- solo atinan a responder, sorprendidos.


Pensión de Caballeros- 5° Capitulo - Continuación.

Paloma limpia la habitación de Esteban. Abre la ventana de par en par y disfruta de la vista del duraznero en flor. Sacude la almohada, hace la cama, y acomoda unas prendas recién planchadas en el placard. Da un vistazo a las pertenencias de Esteban. Se detiene en la foto de Teresa. La toma entre sus manos y la contempla unos segundos. La vuelve a colocar dónde estaba. Se queda pensativa, con la vista perdida.
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Lucas entra corriendo al taller, sorprendiendo a Esteban.
-¡Lucas! ¿Que te anda pasando, mi amigo?
-Mamá y yo, nos vamos a tomar un helado. ¿Querés venir?
Esteban vacila, mirando a su alrededor.
-¡No puedo, Lucas! ¡Tengo mucho que hacer!
El chico no se da por vencido, insiste.
-¡Dale! ¡Si lo podes hacer más tarde!
Se asoma Paloma, con una sonrisa.
-¿Y? ¿Ya te convenció?
Esteban se turba al verla.
-En eso estaba...
Lucas le tironea de la camisa, insistente.
-No te va a dejar en paz, hasta que aceptes.
-Está bien - cede Esteban al fin- Cierro y los acompaño.
-Dale, te esperamos afuera.
Lucas y Paloma salen. Esteban se lamenta de haber aceptado. Siente que las emociones lo han traicionado, como casi siempre le pasa, cuando ella anda cerca suyo.

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Sentados en la vereda de la heladería, Lucas le pregunta, a Esteban, de que gusto pidió su helado.
-De limón.
Paloma y Lucas se ríen. Esteban los mira, sin entender.
-¿Que les pasa?
-¡Es que nadie, pide de limón!- contesta Paloma, risueña.
-¿Cómo que no? Entonces, ¿para que los hacen?
-Solo para el lemon champ, creo...
-¡Ah! Sí, lo conozco. Helado de limón, champán...
-...hielo molido y a la procesadora.
-Sí, lo tomé alguna vez...
Esteban se queda pensando.
-¿Le parezco un amargado?
-No, no pienso eso de vos. ¿Te parece bien, si nos tuteamos?
-¿Qué es tutear? - pregunta Lucas.
-Es cuando personas que no se conocen, comienzan a conocerse y logran la suficiente confianza para tratarse como amigos.
-Ah...¿Esteban es nuestro amigo?
-¿Vos qué crees?
-¡Que sí!
-Bueno, termínate el helado que te estás chorreando todo...
-Yo lo limpio - se ofrece Esteban, inclinándose sobre el nene y pasándole una servilleta de papel.
Paloma los observa.
-¿Por qué no tuviste hijos, Esteban?
Esteban se endereza en la silla, mirándola.
-No se dió la oportunidad. Teresa se enfermó de joven, estuvo en tratamiento, se recuperó y volvió a recaer al tiempo. Cuando lo considerabamos, siempre por alguna razón se retrasaba. Al final, ella no quiso. Sabiendo lo complicada que era su enfermedad, decidió que no podía traer un hijo al mundo si no estaba segura de poder criarlo. Yo lo acepté. En el fondo, sabía que era lo más acertado.
-Es triste...los chicos parecen gustarte. ¿Tenés sobrinos?
-No, soy hijo único. Mi viejo, tampoco fué muy prolífero. Lo justo y necesario.
-Y bueno, miranos a Lucas y a mí. Estamos en la misma situación.
-¡Pero vos sos joven! ¡Podés tener otros chicos, estás a tiempo!
-¿Y vos? ¿Acaso no estás a tiempo?
-No sé,además, para eso se necesita una pareja...
-¿No lo habías pensado nunca?
-¿Eso de volver a formar pareja? No, la verdad que no. ¿Y vos?
-Solo si encuentro al hombre indicado...
-Bueno, entonces, ya somos dos...
Lucas se vuelca sobre el pantalón la bocha de helado. Pide auxilio, interrumpiéndolos.
-¡Mamá!
-Pero, ¡Lucas! ¡Qué enchastre!
Lo limpian como pueden. Se alejan de la heladería.. Lucas va comiéndose otro helado, Paloma y Esteban dialogan animadamente. La tarde se presta para pasear y caminan sin prisa, de regreso a la pensión.

Pensión de Caballeros - Capitulo 5°.

Cosme, Fidel y el Ruso, se presentan en el taller. Esteban, que está solo y trabajando, los mira extrañado.
-¿Qué pasa?
-Teban- dice Fidel- Tenemos que hablarte de un tema delicado...
Esteban interrumpe sus tareas, alarmado.
-¿Que pasó ahora?
-Es sobre el pibe.
-¿El pibe? ¿Qué tiene? ¡Yo lo ví hace un rato y estaba bárbaro!
El Ruso lo tranquiliza, explicándole.
-Sabes, estuvimos indagando, con discreción, por supuesto, y posta, posta, nos dio a entender que todavía no estuvo con una mujer...
Esteban no entiende hacia dónde va esto.
-¿Que cosa?
-Que lo queremos hacer debutar...-interviene Cosme, sacandose el palillo de la boca.
Cambia el semblante de Esteban. Se pone ceñudo.
-Acaso, ustedes ¿no tienen nada que hacer en todo el bendito día? ¿De dónde sacaron eso?
-Es cierto, Teban. Viste que es medio boludito, pero es un gomia, y lo queremos ayudar...
-¡Ni se les ocurra meterme en esto! ¡Apenas tiene catorce años! ¡Yo a esa edad...!
Se lo quedan mirando, esperando a que termine la frase.
-¿Vos, a esa edad, qué? - pregunta Cosme- ¡No me hables de la edad, que a los catorce, yo ya me había pasado a un harén entero!
Los tres se rien, ante la mirada impávida de Esteban.
-Sí, me imagino...
-Lo que estamos necesitando es tu permiso, Teban, porque tengo una amiga que hace domicilio...
Esteban no sabe qué responder.
-Escuchenme bien. Hagan lo que les parezca, pero no quiero saber más nada del asunto ¿estamos?. Si Miriam se entera, al único que le va a venir a hacer problema, es a mí. Y ahora, ¡rajen de acá, que estoy ocupado!
Los pensionistas se retiran, charlando entre ellos. Esteban retoma sus labores, incrédulo, meneándo la cabeza.

Pensión de Caballeros - (2014) Continuación del 4° Cap.

El Ruso y Lucas, juegan al roba montón en el patio, sentados en la escalera. Suena el teléfono, en la cocina.
-¡Teban!- llama el Ruso- ¡Teléfono!
Esteban, responde desde el taller.
-¡Voy!
La campanilla sigue repicando. Esteban, apurado, sale del taller y cruza frente a ellos, camino a la cocina.
-Podrías atender vos ¿no? - le reprocha al Ruso, viendo que solo está jugando a las cartas.
-¿Y si es alguna de tus novias? ¿Que le voy a decir? -bromea el otro.
Esteban no le contesta, ni se detiene. El Ruso se ríe, escuchándolo refunfuñar.Cuando vuelve a prestar atención al juego, Lucas le roba el montón de cartas. Lo mira con desconfianza e intenta ver las cartas que tiene el nene, pero Lucas las protege, alejándolas de su vista.
Esteban llega hasta el teléfono y atiende.
-¿Hola?
-¡Hijo! ¿Dónde estabas?
-¿Qué haces, papá? Laburando, estaba...
-Perdoná que te interrumpa, pero tengo que consultarte algo...
-Sí,dale...
-Viste que mañana es mi cumpleaños...
-Sí, ¿cómo me iba a olvidar?.
-Y bueno, también viste cómo son los muchachos ¿no?. Andan con ganas de hacer una comida, para festejarlo...
-¡Me parece bárbaro!
-¿Vos tendrías problemas en que lo hagamos ahí? Prodriamos aprovechar el patio...
-Seguro, por mí, no hay inconveniente...
-Los muchachos se encargan de todo, vos no salgas a comprar nada. Lo único que te pido, es que vayas avisando, porque a ustedes ya los contamos y están todos invitados...
-¿Y cuando sería...?
-A la noche.Aunque a la tardecita, ya te vamos a ir cayendo, para hacer una picada...
-Dale, les aviso esta tarde, así  no se lo pierden...
-Bueno, ocúpate de eso, que de lo demás, nos encargamos nosotros. Chau, hijo, nos vemos.
-Chau, papá.
Corta. Regresa al patio, dónde el Ruso le está pagando dos pesos a Lucas, el ganador de la partida. Esteban mira con algo de curiosidad, pero prefiere no ahondar en el tema.
-Ruso, mañana a la noche, festejamos el cumple de mi viejo acá. Andá diciendole, a los que veas, para que no falten.
-Está bien, yo me encargo.
Esteban los deja, resolviendo sus diferencias de criterios a la hora de validar una victoria, y vuelve al taller.

sábado, 18 de enero de 2014

Pensión de Caballeros- Continúa el cuarto capítulo. (2014)

Manu baja de un taxi y entra al edificio en dónde vive. Estacionado enfrente, sentado en su auto, el detective la ve llegar y anota algo en una libreta. Ella atraviesa el vestíbulo y toma el ascensor. Desciende en su piso, saca sus llaves y se dispone a abrir su departamento. Por detrás se acerca Paloma, que la estuve esperando, ataviada con un pañuelo y unas gafas oscuras.
-Manu...
Manuela se vuelve, sorprendida. Se le ilumina la cara al reconocerla.
-¡Palo!
Se abrazan con fuerza.

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En el interior del departamento de Manu, ella y Paloma, comparten el mate mientras charlan.
-...te juro. que cuando escuché su voz, lo primero a lo que atiné fue a tirar el teléfono por la ventana.
-Me imagino, además, esa es la razón por la que no me podía comunicar con vos. Después, te paso mi  número nuevo. Al otro, me lo robaron el otro día, con la cartera.
-¡No me digas!
-Sí, ¡fue espantoso! ¡Ya no se puede vivir seguros!
-Decime a mí, con el loco de Cesar persiguiéndome...
-Es cierto. Yo te aburro con mis tonterías y lo tuyo, en verdad, es grave...
-No lo dije por eso, es que ¡mira como estoy! Cada vez que piso la calle, estoy hecha un manojo de nervios. ¡Y tengo que andar disfrazada!.
-Che, mejor seguíme contando de ese lugar dónde están parando...
-¡Ojalá pudieras verlo! ¡Todos son tan amables! Dentro de todo lo malo que me pasó, tengo que admitir, que tuve mucha suerte...
-A mi me encantaría ir, acordate de dejarme la dirección...
Paloma duda.
-No sé. No es que no te tenga confianza, es que estoy algo paranoica...
-¡Dale! Te prometo que voy a tomar todas las precauciones...
-Bueno, está bien. Te anoto la dirección y te doy el teléfono, para que me avises cuando estés llegando...
-¿Qué? ¿Tenes miedo de que te robe alguno de tus galanes?
Se ríen, divertidas.
-¡Cómo sos! ¡Mejor cámbiale la yerba a ese mate, que los palitos ya están nadando!

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Un par de horas después, Paloma abandona discretamente el edificio sin ser advertida por el detective, que revisa la lista de sus amistades, sentado detrás del volante de su auto.

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  Lucas se asoma al taller y se queda mirando como, Esteban y el pibe, reparan unas bicicletas. Cuando se dan cuenta de su presencia, Esteban lo anima a que pase, alcanzándole un banquito para que se siente.
-¿Que haces, Lucas?
-Nada, estoy aburrido.
-¿Y mamá?
-Salio por un rato, dijo que me porte bien.
-Bueno, quedate acá, con nosotros, entonces...
Continúan con su trabajo, a lo que el nene pregunta:
-¿Qué hacen?
-Arreglamos unas bicis, que son de unos vecinos...
-Yo tenía una bici, pero quedó en la casa de mi papá...
-Ah...¿y queda lejos la casa de tu papá? ¿Mamá no te la puede ir a buscar?
-Ella no quiere verlo. Mi papá es malo...
Esteban y el pibe, cruzan miradas.
-¡Ya sé! - dice Lucas, más animado- ¿Me regalas una?
Esteban sonríe.
-Si tuviera alguna, con mucho gusto...
-¿Y cuando vas a tener?
-No sé, tendría que ver si consigo alguna usada...¿de que color te gustaría?
-Roja, y que tenga rueditas...
-Mirá, si te armo una bici, rueditas no le voy a poner. Prefiero enseñarte a a andar en la placita, ¿te parece?
-¿Y no me voy a caer?
-Yo te cuido, no tengas miedo...
Lucas se baja del banquito, mirando a Esteban a los ojos.
-Vos, sos más bueno que mi papá.
Luego gira y sale del taller, volviendo al patio. Esteban se queda pensativo.
 
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viernes, 17 de enero de 2014

Pensión de Caballeros - Continuacion del capítulo 4° - (2014)

La tarde, algo calurosa, encontró a Esteban trabajando en su taller y a la pensión casi vacía. El Ruso y Cosme habían salido hacía rato, Paloma y Lucas tampoco estaban, el pibe había ido a entregar una bicicleta terminada a su dueño y solo Fidel se encontraba en su cuarto. Esteban estaba a punto de cebarse unos mates cuando, en la puerta del taller se presenta el pibe, con cara de abatimiento, acompañado de un policía.
-Buenas. Señor, ¿usted conoce a este individuo?
-No...digo sí - balbucea Esteban, sorprendido- Me ayuda acá, con las cosas del taller. ¿Qué pasó?
-Pasó, que este chico, me acaba de chocar el patrullero con su bicicleta.
-¿Cómo? ¡Pero si era la bici de un cliente!
-A mi no me interesa de quién era, ahora está en la seccional, hasta que se aclare todo este asunto...
-Pero...¿y cómo fue que...?
-Estando, yo y mi compañero, estacionados frente a una pizzería y con las debidas luces de balizas encendidas, escuchamos un golpe en la parte trasera del móvil policial y al descender, observamos a este masculino tirado en el asfalto, junto a un rodado menor, que ocasionó considerables daños a la carrocería.
-¿Está bien? ¿Está golpeado?
-¡Lo único que quedó golpeado, fue el patrullero, señor...!
-Esteban...
-Señor Esteban.
El policía suelta el brazo del pibe, que permanece con la vista baja.
-Mire, oficial. Estoy seguro de que no lo hizo a propósito...no es un mal pibe, un poco pelotudo, nada más...
-Ya me había dado cuenta de eso, señor, pero usted entienda que no puedo presentarme con el vehículo así ante mis superiores. Alguien va a tener que pagar por los daños...¿Comprende?
-Sí, perfectamente...
-Por ser la primera vez que le ocasiona problemas a la ley, yo estaría dispuesto a dejarlo pasar, no se si me entiende...
-Le entiendo. ¿El chico se puede retirar?
-Sí, que vaya nomás. Esto lo arreglamos entre adultos.
-Anda para adentro, pibe. ¡Y después vamos a hablar!
Obedece, perdiéndose en el interior de la casa.
-¿Y dónde puede ir a buscar la bicicleta? Como ya le dije, no es mía...
-Seccional quinta. Ahí la tienen. Yo le diría que vigile a este chico, señor Esteban, y aconséjele que no se distraiga mirando mujeres cuando conduce en la vía pública.
-Seguro, no se preocupe. Apenas lo agarre, le voy a dar una sarta de consejos...¿Según usted, de cuanto estaríamos hablando....?
 -Yo diría que con doscientos pesos, podemos olvidarnos del asunto...
Esteban saca su billetera y le paga con desgano.
-Y que tenga cuidado, la próxima. No todos son como yo. Que pase un buen día.
-Sí, usted también.
El oficial sale, guardándose los billetes y Esteban putea por lo bajo. Deja el taller y se dirige al patio de la casa, ceñudo.
-¡Pibe!
Se asoma al patio y se topa con Fidel, que baja por la escalera.
-¿Qué pasa, Esteban?
-¿No lo viste al pibe?
-Sí, acaba de salir. Parecía apurado.
Esteban sale de la casa por la puerta de entrada y gana la calle. Observa a un lado y a otro, pero no hay rastros. Fidel sale y se para junto a él, estira el cuello, intrigado.
-¿Qué pasó, Esteban? ¿Para qué lo buscas?
-Para nada, no importa...¡ mejor que no aparezca por unos días!
Vuelve a entrar y deja a Fidel en la vereda, sin entender nada.

jueves, 16 de enero de 2014

Pensión de caballeros - Contiinuacion 4° Cap - (2014)

En el taller, Esteban coloca una cubierta y una cámara a una rueda, sobre el banco de reparaciones. Entra el Ruso, masticando algo, con un platito de buñuelos en la mano.
-Teban, te traigo algo para picar...
Esteban no lo oye, abstraído.
-¡Eh!- lo llama el Ruso, levantando la voz.
Esteban se vuelve y se percata de su presencia.
-¿Qué? ¿Qué decías?
-Que te traje algo para acompañar el mate. Paloma hizo buñuelos. ¿Te pasa algo?
-No, nada. Estaba distraído...
-¡Están de primera! ¡Para chuparse los dedos!
-Es raro, ¿no? ¿No te parece raro?
-¿Qué cosa? ¿De qué hablas?
-Esto de tener una mujer en la casa...
El Ruso se ríe.
-¿Qué? ¿No me digas que ya te olvidaste cómo era?
-Y, más o menos...
-¡A mí, me parece bárbaro! ¡Es justo lo que necesitábamos! Encima que cocina bien, es un dulce de leche...
-Justamente, eso es lo que me parece raro. Es como si estuviera fuera de lugar. ¿Cómo terminó una mina así, en un lugar como este?
-¿Y qué se yo? ¡Por las mismas razones que todos nosotros! ¿O no sabes que la vida es dura?
-La verdad, este asunto me tiene dando vueltas hace días y no me cierra ¿sabes?
-Mira, pensá lo que quieras, o mejor, andá y preguntale si querés. Eso sí, no la vayas a espantar, te lo pido por favor, que otra como esta no vamos a encontrar...
El Ruso se va, comiéndose otro buñuelo. Esteban sigue pensativo, mientras termina con la rueda. Cuando se dirige a colocarla en la bicicleta, ve el platito y se tienta. Se limpia las manos en la ropa y toma uno. Se lo lleva a la boca, disfrutándolo.
-A lo mejor, el Ruso tiene razón...¿quién soy yo para meterme?
Toma otro, y mientras lo mastica, los cuestionamientos se aquietan en su mente.

miércoles, 15 de enero de 2014

Pensión de Caballeros - Cuarto Capitulo ( 2014 )

-Se pueden quedar acá- indica Esteban, abriendo la puerta de la habitación que está al lado de la suya, en la planta baja- Hay una cama de dos plazas, pero si no quieren dormir juntos, la desarmamos y conseguidos dos camas individuales.
-No, está bien así - contesta Paloma, de pie en la puerta, observando el cuarto- Nos arreglamos como está.
-En el ropero, va a encontrar ropa de cama - informa Esteban, dejando la valija y el bolso en el suelo- El baño está acá al lado. Después le alcanzo unas toallas.
Ella da unos pasos hacia el interior, mientras que Lucas entra como una tromba y se arroja sobre el colchón.
-Estoy seguro de que todo está limpio. Abra la ventana, para que se ventile un poco - continúa Esteban, mirando a Lucas revolcándose sobre la cama- Bueno, los dejo para que se instalen...
-Gracias, Esteban.
-Hasta luego.
Esteban se va, dejando la puerta abierta. Paloma se aproxima a la ventana, corre las cortinas, abre las dos hojas y los postigos. Se encuentra con un pequeño patio trasero, dónde hay un duraznero en flor. Su perfume invade la habitación, los destellos del sol se cuelan por entre sus ramas y Paloma siente una cálida sensación de bienestar. Su suerte empieza a cambiar.

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  El investigador privado asiente ante cada palabra de César, sentado frente a él, café de por medio.
Su oficina es ostentosa. Un gran ventanal, que ofrece una postal de la ciudad desde el octavo piso, relucientes pisos de madera, una biblioteca muy prolija, cuadros y muebles costosos. Sobre el escritorio, una caja de puros cubanos, de la cuál el investigador ya tomo uno y lo lleva en su bolsillo, para cuando pise la calle.
  Mentalmente calcula cuanto puede a llegar a sacarle, por el trabajo, cuando Cesar lo interrumpe con una pregunta.
  -¿Está entendido?
  -Todo claro. Ubicar a su mujer y a su hijo y no dejarme ver para que no vuelva a desaparecer...
  -Y me avisa de inmediato...
   -Por supuesto...¿por dónde quiere que empiece?
Cesar saca de un cajón un sobre grande y se lo alcanza.
   -Acá están las direcciones de la poca gente que conoce en la ciudad. Hace apenas unos años que nos mudamos y no tuvo demasiado tiempo para hacer amistades...Y también hay unas fotos de ellos, para que pueda reconocerlos.
El investigador da una rápida ojeada al interior del sobre.
- En diez días, regreso al país. Espero que para entonces, tenga novedades...
-Es posible...
-Mi secretaria lo va a atender, si necesita algo, mientras tanto...-mete la mano en el interior del saco y saca un sobre con efectivo- acá tiene algo para sus gastos iniciales.
-Está bien- dice el hombre, guardándose el adelanto y poniéndose de pie- Lo estoy llamando...
-Nos vemos a mi vuelta.
Se estrechan las manos, el investigador se dirige hacia la puerta y sale. Cesar se queda de pie, gira hacia la ventana y se queda mirando  la ciudad.