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viernes, 17 de enero de 2014

Pensión de Caballeros - Continuacion del capítulo 4° - (2014)

La tarde, algo calurosa, encontró a Esteban trabajando en su taller y a la pensión casi vacía. El Ruso y Cosme habían salido hacía rato, Paloma y Lucas tampoco estaban, el pibe había ido a entregar una bicicleta terminada a su dueño y solo Fidel se encontraba en su cuarto. Esteban estaba a punto de cebarse unos mates cuando, en la puerta del taller se presenta el pibe, con cara de abatimiento, acompañado de un policía.
-Buenas. Señor, ¿usted conoce a este individuo?
-No...digo sí - balbucea Esteban, sorprendido- Me ayuda acá, con las cosas del taller. ¿Qué pasó?
-Pasó, que este chico, me acaba de chocar el patrullero con su bicicleta.
-¿Cómo? ¡Pero si era la bici de un cliente!
-A mi no me interesa de quién era, ahora está en la seccional, hasta que se aclare todo este asunto...
-Pero...¿y cómo fue que...?
-Estando, yo y mi compañero, estacionados frente a una pizzería y con las debidas luces de balizas encendidas, escuchamos un golpe en la parte trasera del móvil policial y al descender, observamos a este masculino tirado en el asfalto, junto a un rodado menor, que ocasionó considerables daños a la carrocería.
-¿Está bien? ¿Está golpeado?
-¡Lo único que quedó golpeado, fue el patrullero, señor...!
-Esteban...
-Señor Esteban.
El policía suelta el brazo del pibe, que permanece con la vista baja.
-Mire, oficial. Estoy seguro de que no lo hizo a propósito...no es un mal pibe, un poco pelotudo, nada más...
-Ya me había dado cuenta de eso, señor, pero usted entienda que no puedo presentarme con el vehículo así ante mis superiores. Alguien va a tener que pagar por los daños...¿Comprende?
-Sí, perfectamente...
-Por ser la primera vez que le ocasiona problemas a la ley, yo estaría dispuesto a dejarlo pasar, no se si me entiende...
-Le entiendo. ¿El chico se puede retirar?
-Sí, que vaya nomás. Esto lo arreglamos entre adultos.
-Anda para adentro, pibe. ¡Y después vamos a hablar!
Obedece, perdiéndose en el interior de la casa.
-¿Y dónde puede ir a buscar la bicicleta? Como ya le dije, no es mía...
-Seccional quinta. Ahí la tienen. Yo le diría que vigile a este chico, señor Esteban, y aconséjele que no se distraiga mirando mujeres cuando conduce en la vía pública.
-Seguro, no se preocupe. Apenas lo agarre, le voy a dar una sarta de consejos...¿Según usted, de cuanto estaríamos hablando....?
 -Yo diría que con doscientos pesos, podemos olvidarnos del asunto...
Esteban saca su billetera y le paga con desgano.
-Y que tenga cuidado, la próxima. No todos son como yo. Que pase un buen día.
-Sí, usted también.
El oficial sale, guardándose los billetes y Esteban putea por lo bajo. Deja el taller y se dirige al patio de la casa, ceñudo.
-¡Pibe!
Se asoma al patio y se topa con Fidel, que baja por la escalera.
-¿Qué pasa, Esteban?
-¿No lo viste al pibe?
-Sí, acaba de salir. Parecía apurado.
Esteban sale de la casa por la puerta de entrada y gana la calle. Observa a un lado y a otro, pero no hay rastros. Fidel sale y se para junto a él, estira el cuello, intrigado.
-¿Qué pasó, Esteban? ¿Para qué lo buscas?
-Para nada, no importa...¡ mejor que no aparezca por unos días!
Vuelve a entrar y deja a Fidel en la vereda, sin entender nada.

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