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viernes, 28 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - 6° Cap - "Un viaje al campo"

El taxi deja a Paloma en la entrada de la casa de campo y retoma el camino, de regreso al pueblo. Amanda, una antigua empleada que acompaña a su madre en todo momento, abre la puerta de tejido del frente y sale a recibirla. Se abrazan, sonrientes. Intercambian frases cariñosas y la conduce hacia el interior de la casa. Apenas han cruzado el umbral cuando aparece su madre, haciendo girar las ruedas de su silla. Se le ilumina la cara al verla.
-¡Hija, querida!
Paloma se acerca a ella y la abraza con fuerza.
-¡Mamá! ¡Cuánto te extrañé!
-¡Yo también, hijita!
Amanda las mira, conmovida. Ellas se separan, felices. Su madre nota la ausencia de su nieto.
-¿Y Lucas? ¿No vino?
-No, se quedó con su padre. Estamos en una especie de tregua, hasta que todo se defina.
-¡Qué pena! ¡Debe estar enorme! ¡Casi que no lo voy a reconocer cuando lo vea!
-No te aflijas, que desde ahora, vamos a venir a verte más seguido...
-¿Y no te da miedo dejarlo con ese desgraciado?
-Por el momento, se está comportando. Esperemos que dure...
Amanda interrumpe.
-Leticia ¿ quiere que les prepare el desayuno?
-Sí, por favor. Lo vamos a tomar en el patio ¿te parece, Paloma?
-Me parece bárbaro, mamá. Estar acá, me trae muchos recuerdos.
-Dale, vamos yendo, así me seguís contando de vos...
-Vamos.
Paloma empuja la silla de ruedas de Leticia, rumbo a la puerta trasera de la casa.

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Fidel sale de su habitación y desciende la escalera hasta el patio. Se asoma al taller, dónde el pibe cambia los cables de freno de una bicicleta.
-Pibe, ¿Esteban?
-Creo que está en la cocina.
Cierra la puerta y cruza el patio. Encuentra a Esteban calentando agua para el mate. Se vuelve al escucharlo entrar.
-Fidel ¿qué andás haciendo?
-Tengo que hablar con vos, Esteban.
-¿Qué pasó?
-Me acaban de avisar de la empresa, que la semana que viene, nos trasladan a Córdoba...
-¡Qué macana!¡Tan lejos te vas! ¿No hay manera de quedarte?
-No puedo hacer nada, Esteban. Te venía a avisar porque, el viernes, te desocupo la pieza...
-¡Qué lástima! ¡Te vamos a extrañar!
-Yo también.  No me quisiera ir, pero así es mi trabajo...
-¡Cuando los muchachos se enteren!
-Ya les voy a ir avisando...Bueno, me voy a laburar. Si puedo, vuelvo al mediodía...
-Chau, nos vemos...
Fidel abandona la cocina. Esteban, apenado, saca la pava del fuego antes del hervor y llena el termo con el agua caliente.

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 Madre e hija, sentadas a la sombra de los árboles del patio, toman el té con masitas. Paloma disfruta de la tranquilidad del lugar, el trino de los pájaros y los relinchos de los caballos del stud que trae el viento.
-Casi me había olvidado de cómo era esto...
-Es agradable, ¿no? Lucas y vos, serían muy felices acá...
-Nunca descarté esa posibilidad, pero necesito quedarme en la ciudad, hasta que termine mis asuntos de divorcio...
-Mirá que te tomo la palabra, nena. Acá estoy bien acompañada, Amanda es incondicional y  Bety viene casi todos los días, pero, yo no voy a ser eterna y necesito que vos empieces a manejar este lugar. Después de todo, va a ser tuyo el día en que yo me muera.
-¡Mamá! ¡No hables de esa manera!
-¿Y cómo querés que hable? ¿Acaso no viste lo que tomé de té? Apenas unos sorbos, ¡si después el médico me reta porque voy a diálisis con mucho líquido! No me queda mucho, te aviso...
-¡No jorobes con eso, por favor! ¡Seamos positivas!
-Seamos realistas, digo yo...Todavía no te lo dije, pero el stud, se cierra.
- Pero,¿y los caballos?
-Casi están vendidos. Mi contador está negociando los detalles. Lo que yo pretendo, es que además de llevarse los caballos, el comprador le dé trabajo a los empleados. Así, nadie queda en la calle.
-¿Y te vas deshacer de todo? ¿Después de tantos años?
-¡Pero, sí! ¡Esta siempre fue una manía de tu padre!¡A mi, lo único que me dan, son gastos y dolores de cabeza! ¿Sabés que es lo que vamos a hacer? Vamos a arrendar el campo. Es simple: deja ganancias y no hay que hacer nada.
-Si a vos te parece lo mejor...
-Es lo mejor, te lo aseguro.

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Lucas sale de su habitación con una mochila. Esteban lo espera en el patio.
-¿Trajiste todo?
-Sí, en la mochila, está lo que me dejó mi mamá.
-¿Queres despedirte de los muchachos? Están en la cocina.
Lucas asiente con un gesto de la cabeza, acompañándolo. Entran en la cocina, dónde los pensionistas están sentados a la mesa y escuchan la novedad de boca de Fidel.
-Pero ¿cómo que te vas? - dice el Ruso, casi indignado.
-¿Qué queres que le haga? No es la primera vez que nos trasladan...- explica Fidel.
Esteban interrumpe, haciéndoles notar que Lucas los quiere saludar.
-Che, paren un poquito que Luquita se va y se quiere despedir...
-¿Lucas también se va? - pregunta Cosme, desprevenido.
-¡No seas bestia! ¡Lo viene a buscar el "padre"! - retruca el Ruso.
-Bueno, que lo pases lindo...- desea Cosme.
El Ruso choca los cinco con Lucas, sonriendo.
-¡Chau, campeón! ¡Nos vemos mañana!
Lucas saluda con la mano, sonriendo, mientras Esteban lo dirige de vuelta al patio. Caminan hacia la entrada.
-¿Fidel se va, Esteban?
-Así parece...
-Lo voy a extrañar. El también es mi amigo...
-Seguro, todos lo vamos a extrañar...
Abre la puerta de calle. César está apoyado en su auto, esperando. Esteban lo mira con resentimiento. Se agacha y le da un beso a Lucas.
-Nos vemos, portate bien.
-Chau, Esteban.
Lucas camina hacia su padre, que le abre la puerta del auto para que suba. Cierra, mira a Esteban con desdén y rodea el vehículo, subiéndose. Arrancan y se alejan. Esteban se queda con un sabor amargo en la boca y los puños apretados.

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lunes, 24 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - 6° Cap (Cont.) " Un café con Hugo"

Esteban entra al bar de Hugo con un diario bajo el brazo. Su padre lo ve, desde atrás de la barra, y con los brazos en jarra, bromea con él.
-¡Bueno! ¡Ya era hora!
Esteban sonríe, captando de inmediato a que se refiere.
-Viejo, te tengo olvidado...
-¿Te parece? ¡No nos vemos desde mi cumpleaños! ¡Casi que ya estoy por cumplir de nuevo!
-¡No exageres! - se ríe Esteban- ¡Me vas a hacer sentir mal en serio!
Hugo rodea el mostrador y le da un abrazo afectuoso, riéndose.
-¡Es broma, hijo! ¿Qué andas haciendo a esta hora? - nota el diario bajo la axila - ¿Saliste a buscar empleo?
-No, nada de eso. Me tomé la mañana, me hacía falta salir un poco...
-¿Te tomas un café?
- Dale. En jarrita, como siempre...
-Sentate, nomás, que ya te lo llevo.
Esteban camina hacia su mesa habitual, saluda a un par de clientes y se acomoda. Abre el diario, recuerda que se olvidó los anteojos, y lee solo los titulares. Se entretiene con la sección de deportes, hasta que Hugo llega con la bandeja y baja dos cafés, azúcar, medialunas y un par de vasitos de soda.
-Gracias, papá, pero yo no voy a comer nada.
-Hijo, estás cada día más flaco. Comete una, aunque sea...
-Bueno, pero con una ya me alcanza y me sobra...
Hugo se sienta frente a él. Esteban dobla y aparta el diario.
-¿Qué tal la pensión?
-Bien. Ya somos como una familia...
-Entonces, estás jodido. Nada peor que renegar con los parientes...
-Cada vez, se parece más a un conventillo...
-¡Je! ¡Al menos no te aburrís! ¡Me voy a ir a vivir allá en cualquier momento!
-Cuando quieras, te hacemos lugar...
Ambos echan el azúcar y revuelven el café con parsimonia.
-Pero a vos, te anda pasando algo ¿no?
Esteban no responde de inmediato, tomando un sorbo del pocillo.
-¿Por qué lo decís?
-Estás raro, no sé.
-Y, algo hay.
-¡Y dale! ¡Contáme!
-Es que no sé cómo empezar, ¿sabés? Ya estoy grande para algunas cosas...
Hugo no lo interrumpe, aguarda a que encuentre las palabras para expresarse.
-Viejo, no te rías, pero creo que me estoy enamorando.

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-Pensar que yo, creía que nunca más me podía llegar a pasar- dice Esteban, luego de contarle a Hugo lo que le está sucediendo.
-¿Y qué le ves de malo? Lo decís como si fuera una maldición...
-Es que siento que, a Teresa, le estoy fallando...
-¿De qué estás hablando? ¡Yo también la quería! ¡Y sé que era mujer excepcional! Pero, no te voy a permitir que, porque ella haya muerto, vos no vuelvas a disfrutar de la vida. ¿Acaso no sufriste ya demasiado? ¿Acaso no sufrí yo lo suficiente con tu dolor? ¡Abrí los ojos, Esteban!¡ Aprovecha la vida, que la muerte es inevitable!
-Puede ser...Hay veces en que pienso que uso a Teresa como excusa y que, en realidad, soy un cobarde...
-No seas tan duro con vos mismo, yo solo te digo que no dejes escapar la oportunidad...Si ella te demuestra interés, va a llegar el momento en que va a ser inevitable sentarse a hablar. Ahí, es cuando, no tenés que flaquear.
-Gracias, viejo. Por los consejos, y por escucharme.
-Teban, vos sos lo más importante que tengo. Te quiero con toda mi alma y solo te deseo lo mejor.
Se ponen de pie, se abrazan con fuerza. Se separan emocionados, sonriendo.
-¡Bueno, ya basta de cariño que después, en el barrio, hablan!
-¡Seguro! ¡Como si fueran todos machos!
- ¡Je! ¡Al menos, eso se creen!
-¿Te pasó a vos alguna vez?
-¿Qué cosa? ¿Que pusieran en duda mi...?
-¡No! Sentir algo por alguien, que no sea mamá.
-No, hijo. No me pasó. Pero me hubiera gustado, ¿sabes? La vida está hecha para andarla de a dos...
-Todavía estás a tiempo...
-¡No, ya está! ¡Estoy viejo y mañoso! Ya pasó mi momento, pero vos, dale para adelante que todo va a salir bien...
-Me voy a animar, te lo prometo.
-¿Otro café?
-Bueno, total, para ir a laburar ya es tarde...
-¡Seguro, quedate un rato con tu viejo, qué tanto trabajar! Aguantáme, que ya vuelvo.
Esteban se vuelve a sentar. Agarra el diario, se acuerda que no trajo los anteojos y lo vuelve a dejar. Se queda mirando el movimiento que hay en la calle, esperando que Hugo, regrese a la mesa.

viernes, 21 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - Cont del 6° Cap - " La comunicación"

 Desde el teléfono de la cocina, Paloma marca el número de su mamá. Escucha que llama y aguarda a que atiendan.
-¿Hola?
Se desconcierta al escuchar una voz que no esperaba.
-¿Hola? - vuelven a insistir del otro lado.
Reacciona, relacionando la voz con una imagen mental. Se trata de Beatriz, vecina y amiga de su mamá.
-¿Bety? ¿Sos vos? ¡Habla Paloma!
-¡Palo! ¡Querida, cuanto tiempo!
-¿Está mamá?
-No, nena. A esta hora, viaja para hacerse diálisis.
-¡Uy, Bety! Decime, ¿cómo está?
-Mirá, Paloma, ella con seguridad no te cuenta mucho para que no te preocupes, pero yo te pediría que cuando puedas, te des una vuelta por acá. Los últimos estudios, no son muy alentadores...
-No te puedo creer...No sabía que estaba tan mal...
-Por favor, ¡ni se te ocurra decirle que yo te conté!
-¡No te preocupes, Bety! ¿Cómo te voy a hacer algo así? ¡Cómo si no la conociera! ¿Vos no sabes quién es el médico que la atiende?
-El doctor Mendoza. ¿Querés que te busque el teléfono de la clínica?
-¿Lo tenés? ¡Dale, haceme el favor!
-Esperame que ya vuelvo...
Paloma, apesadumbrada, aguarda a que Bety regrese con la información. Oye sus pasos que se aproximan y que levanta el tubo.
-Acá lo tengo, ¿tenés para anotar?
-No, ahora busco...dame un segundo...
Paloma busca en su bolso una lapicera y un papel.
-Dale, ahora sí. Decíme...
Anota el número telefónico de la clínica, le agradece a Bety su franqueza y cuelga. Mira el papel que sostiene en su mano, toma coraje y llama.

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 El pibe intenta ingresar a la pensión por la puerta del frente y la encuentra cerrada con llave. Se lamenta por lo bajo. Su novia lo observa. La toma de la mano y decide enfrentar lo inevitable. Entrar por el taller.
-Seguime, ¡pero, ojo! ¡No digas ni una palabra!
Esteban, que está reparando una bicicleta, lo ve entrar y no le presta mucha atención. Ni siquiera repara en su acompañante.
-¿Qué haces, pibe?
-Nada, Esteban. Vamos a tomar unos mates.
Esteban no le da importancia, ocupado con lo suyo. El pibe y su novia, pasan raudos hacia el patio, como si nunca hubieran estado ahí. Esteban silba un tango, agachado junto a la bicicleta, colocando unos pedales. De repente se endereza, percatándose de algo.
-¡Qué boludo! ¡No le avisé que yerba no hay!
Duda entre decirle o no. Desiste, volviendo a su trabajo.
- Y bueno, ¡que se las arregle!

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Pensión de Caballeros- Cont del 6° Cap - "

Cosme y el Ruso, realizan una mudanza familiar. Con la camioneta cargada de muebles y electrodomésticos, se detienen en un semáforo en rojo, aguardando que cambie la luz. El Ruso aprovecha para repasar la dirección que le dieron por destino. Cosme, a su lado, llama su atención, mirando por la ventanilla.
-Mirá quién anda por acá.
El Ruso, detrás del volante, deja los papeles y observa hacia dónde le indica. Lo ve al pibe, caminando por la vereda, de la mano de una chica.
-¿Qué está haciendo este mocoso?
-¡Tócale bocina! ¡Dale!
El pibe se vuelve al escuchar el sonido de la bocina, los ve y se acerca sonriendo.
-¡Eh! ¿Qué hacen? - pregunta.
-Y,¿no ves? ¡Estamos de mudanza!- retruca Cosme.
-¿Para adónde vas? - consulta el Ruso, vigilando el semáforo.
-Para la pensión.
-¡Dale, suban, que los llevamos!
El pibe abre la puerta y se acomodan al lado de Cosme, que les hace lugar, refunfuñando.
-¡Pará, pibe! ¡Me estás clavando los huesos en las costillas!
El semáforo cambia a verde y el tránsito avanza. La camioneta arranca, con esfuerzo, entre una nube de humo negro. Un motociclista que pasa, los insulta, tosiendo. El Ruso no se queda atrás, sacando la cabeza por la ventanilla.
-¡Anda, a la puta madre que te parió, vos también!
Continúan la marcha. El pibe presenta a la chica.
-Ella es Yaqui, mi novia.
Cosme mira de reojo a la morochita. Delgada como un palo de escoba, cabello revuelto y seco, cejas espesas. Su sonrisa revela la ausencia de varios dientes.
-Le faltan algunos...-empieza a decir, tocándose con un dedo la boca.
El Ruso lo codea, interrumpiéndolo.
-¿Y desde cuando tenés novia, che? - pregunta.
-Desde ayer - responde con orgullo.
Cosme continúa buscándole algún atractivo a la chica y no lo encuentra.
-¿Y qué van a hacer a la pensión?
-Vamos,a ver, si nos escabullimos un rato para la pieza...
-¡Je! ¡Si te llega a pescar Esteban, te caga a patadas en el culo!- dice Cosme, jocosamente.
-¿Y qué querés que haga? ¡A la casa de mi vieja no la puedo llevar!
-¿Se están cuidando? ¿Compraste gomitas?
El pibe no comprende. El Ruso abre la guantera, saca un par de condones y se los da.
-¡Eh! ¡Esos, son míos!- se queja Cosme.
-¡Cállate, bestia! ¡Si vos los tenés de adorno, nada más!
Cosme guarda silencio, cruzándose de brazos.
-Los voy  a dejar acá, en la esquina, entonces no me desvío demasiado.
El vehículo se orilla junto al cordón. El pibe y su novia se bajan, cerrando de un portazo. Cosme se acomoda en su lugar.
-¡Gracias! ¡Nos ahorraron la caminata!
-Después nos vemos...- se despide el Ruso.
Se ponen en marcha entre estertores y ruido de chapa oxidada.
-¡Chau, pibe! - grita Cosme, mientras se alejan- ¡Suerte!
El pibe saluda con la mano en alto, apartándose con prisa de la nube de humo negro.
Ya en camino a su destino, Cosme da su parecer.
-Hacía rato, que no veía una mina tan fulera...- y agrega, haciendo bailar el palillo en su boca- ¡Y capaz que era muda, también!
-¡No seas bruto! ¡Si para el pibe está bien, para nosotros, también!
Cosme, después de la reprimenda, se calla. A la cuadra siguiente, lanza una risotada.
-¡Espero que el Lucas no esté! ¡Si llega a ver a esta piba, no apolilla del susto por dos días!
El Ruso no puede evitar contagiarse y ambos estallan en carcajadas, a tal punto que, a Cosme, el palillo se le vuela por la ventanilla abierta.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - 6° Cap - continuación - "Padre e hijo"

 Es de noche y en el amplio living de la casa de César, Lucas mira dibujitos animados en la televisión. Su padre lo observa, sentado en un sillón. Toma el control remoto y apaga el televisor. Lucas se vuelve, buscando una explicación.
-Dale, dejá eso por un rato y vení a sentarte conmigo, entonces charlamos.,
El chico obedece. Se sienta a su lado, sin decir una palabra.
-Contáme un poco, ¿qué hiciste todo este tiempo que no nos vimos?
Lucas se encoge de hombros.
-No sé.
-Seguro que hiciste muchas cosas, ¿tenés amigos nuevos?
El nene se anima.
-Y, están el Ruso y Cosme, que me enseñaron a jugar al truco...
-¿Al truco?
-Sí, ¿vos sabes?
-¡No! - se rie- Pero algún día, te puedo puedo enseñar a jugar al póker...¿A quién más conociste?
-A Fidel, al  pibe y a Esteban...
-¿Esteban es el dueño de casa?
-Sí, es rebueno. Me regaló una bici y me acompaña a la plaza todos los días, a practicar sin las rueditas...
-¿No me digas! ¡Eso, también lo podria haber hecho yo, si  vos me lo pedías!
-Vos nunca tenés tiempo, papá...
-Te prometo, que eso va a cambiar. Y además, cuando vos quieras, te compro la mejor bici que exista, no importa lo que cueste...
-Pero, si yo ya tengo una...¿La puedo traer, otro día?
-Vamos a ver...Decíme, ¿qué hace mamá en esa casa?
-Limpia, lava la ropa, plancha y cocina...A veces, me lleva a pasear con Esteban.
-¿Ah,sí? ¿Se llevan bien, tu mamá y Esteban?
-Si, no pelean nunca....
César guarda silencio. Sabe a lo que se refiere Lucas con eso. Entra la criada, avisando que la cena está servida.
-Gracias, Irma. Ya vamos.
Irma se retira y César se pone de pie.
-Vamos a comer y después seguimos ¿te parece?.
Lucas asiente, marchando detrás de su padre.
                           
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En la pensión, Esteban toma mate en el patio, mientras todos duermen. La casa está silenciosa y casi en penumbras. El aire fresco, que mueve las hojas de la parra, hace que la noche sea agradable. Pensativo, no advierte que Paloma se acerca caminando, envuelta en una bata.
-¿No podés dormir?- le pregunta.
El la mira, sonriendo.
-No, me desvelé.
-Bueno, ya somos dos.
Se sienta. Acepta el mate que Esteban le ofrece.
-¿Estás preocupada?
-No dejo de pensar en Lucas.
-Te entiendo...
-Yo se que César lo va a cuidar- sorbe el mate y se lo devuelve- Es que estoy intranquila, tengo la sensación de que no lo voy a recuperar. ¡Qué tonta! ¿No? Es un temor infundado...
-Sí, no tiene sentido. Aunque, puede ser causado por tu instinto maternal...
-¡Estoy cada día peor, tengo miedo de todo.! Espero no sofocarlo con mis fobias...
-Es natural. A mí me parece, que si se lo quiere ganar, va a tener que remar bastante para alcanzarte...
-Mientras no le llene la cabeza y lo ponga en mi contra...
-Eso no va a pasar - asegura Esteban, alcanzándole otro amargo.
-Sí, tenés razón - dice, tomándose el mate- Como si no conociera a mi hijo...
-En definitiva, siempre el que decide al final, es el amor...
Le devuelve a Esteban el mate, poniéndose de pie.
-¿Sabes qué? Me hace bien hablar con vos...Creo que tenés un don natural para tranquilizar a la gente...
Esteban se ríe.
-Lo voy a poner en práctica frente al espejo, entonces. A ver si me tranquilizo un poco solo...
Ella sonríe, despidiéndose.
-Nos vemos mañana...
-Nos vemos. Que descanses...
-Voy a intentar, a ver si puedo...
Se aleja, rumbo a su habitación. Esteban la sigue con la mirada. Escucha como la puerta se cierra y vuelve a servirse otro mate. Instintivamente, se lleva una mano a su oreja izquierda. La siente caliente. Recordando los dichos de su abuela, menea la cabeza.
-Alguien, debe estar hablando pestes de mí.



martes, 18 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - Cont del Cap 6° - "Semanas después..."

Paloma cuelga el teléfono y se vuelve, observando a los presentes. El Ruso, Esteban y Manuela, dejan de levantar los platos sucios de la mesa y la miran, sin entender.
-¿Quién era?- pregunta Esteban, extrañado.
-Era el abogado. César aceptó darme el divorcio.
Con un grito de alegría, Manuela se le abalanza y la abraza.
-¡Al fin! ¡Qué alegría!
-¡Qué bueno! - dice el Ruso, acercándose y dándole un beso- ¡Son muy buenas noticias!
-¡Felicitaciones!- agrega Esteban- ¡Te dije que todo iba a salir bien!
Paloma recibe las manifestaciones de afecto, algo shockeada aún.
-Todavía, no me lo creo...
-¡Créelo, Palo! ¡Vas a ser una mujer libre otra vez!- festeja Manuela.
Ella los mira a  todos, emocionada.
-Gracias por el apoyo, sin ustedes, no lo habría podido hacer...
-¡No seas tonta, nena!
-No ibamos a dejar, que el coso ese, se saliera con la suya ¿no es cierto, Esteban?
-Seguro que no...
-Ahora, le tengo que contar a Lucas...Se va a tener que acostumbrar a esta nueva situación...
-No te preocupes, un pibe piola como el Lucas - dice el Ruso- se adapta como si nada, vas a ver...
Entre los tres, la animan. Manuela se ofrece a acompañarla. Paloma acepta. Antes de salir de la cocina, se vuelve hacia los hombres.
-¡No se pongan a lavar los platos, que vuelvo enseguida!- avisa.
La observan irse, en busca de Lucas, y terminan de levantar la mesa.
-¿Qué se traerá, ese tipo, entre manos ahora?
-No sé, Ruso. Nada bueno, estoy seguro.

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Lucas, con un bolsito de mano, se despide de su madre en el patio.
-Y acordate de lavarte los dientes antes de irte a dormir...
-Sí, mamá. Ya se.
-Otra cosa. Esto es algo que te voy a pedir...
Paloma se agacha a su lado.
-Cuando estés allá, con papá, él te va a hacer un montón de preguntas. Vos, intenta no contarle demasiado de lo que hacemos acá, en lo de Esteban...¿vas a poder?
-Sí, má, lo que vos digas...
Paloma lo besa con ternura y lo abraza.
-¡Te voy a extrañar! ¡Te quiero mucho!
-Yo también...
Se pone de pie.
-¿Listo?
El asiente con la cabeza, levantando el bolso del suelo. Caminan hacia la entrada de la casa. En la vereda, apoyado en su auto, aguarda César. Recibe a Lucas con una sonrisa.
-¡Campeón! - le dice, mientras le alborota el cabello- ¿Vamos?
Le abre la puerta del auto y Lucas se sube, sin pronunciar una palabra. Paloma, de pie en la vereda, siente que la angustia le bloquea la garganta. Cesar cierra la puerta y rodea el auto, subiéndose. Esteban, que se mantuvo alejado pero vigilante, se asoma en la entrada del taller. El coche arranca. Lucas saluda desde la ventanilla, sonriente. Paloma se esfuerza por devolverle la sonrisa, agitando su mano y conteniendo las lágrimas. Lo ve alejarse, da unos pasos y lo sigue con la vista desde el centro de la calle. Esteban se acerca y apoya una mano en su hombro. El auto se pierde de vista. Compungida, deja que Esteban la conduzca de vuelta hacia la casa.


domingo, 16 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - 6° Capitulo - Cont - "Suspiros"

La tarea de preparar la comida mantiene ocupada a Paloma, pelando papas, trozando calabaza y partiendo unos zapallitos. Mientras busca una olla grande para el puchero, intenta no pensar en lo sucedido. Ya le había advertido Manuela, de que eso iba a pasar. Bloquea el pensamiento, duplica su labor, escapa a los hechos que evidencian que hubiera besado a Esteban y después...¿qué hubiera hecho después?. Se siente abochornada, pero conmovida al mismo tiempo. Se percata de que está sonriendo, soñando despierta, mientras mantiene el cuchillo en alto y  la carne reposa sobre la tabla. Está perdiendo la cabeza. Deja lo que está haciendo y limpiándose las manos, enciende la radio y sube el volumen hasta que la música logra acallar sus cavilaciones. Vuelve a la mesada, toma el cuchillo y se pone a trabajar.
                                                     
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Esteban escucha la música desde su habitación, sentado en la cabecera de la cama, y vuelve la cabeza hacia la puerta. Sabe que proviene de la cocina, en dónde está Paloma. Sus ojos adoptan un brillo especial al pensar en ella. Vuelve la vista al retrato de su esposa que tiene entre sus manos. Se aferra a él como a un amuleto, con la esperanza de que diluya la maraña de sensaciones que lo están atormentando. La música vibra en sus oídos, la cercanía de Paloma lo tortura. Se pasa la mano por la cara, tenso.
-¿Qué me está pasando, Teresa? ¿Qué cosa me está pasando?- murmura.
Suenan unos golpes en la puerta y se pone de pie como impulsado por un resorte. Puede sentir su corazón latir desbocado.
-¿Quién es?
-¿Vamos a la plaza, Esteban? ¡Me lo prometiste!- recuerda Lucas, del otro lado de la puerta.
Se tranquiliza, sonriendo.
-¡Ahí voy, Luquita! ¡Dame un segundo!
Recoge el portarretrato de arriba de la cama y lo acomoda con cuidado sobre la mesa de luz.
-Más tarde, seguimos hablando- le dice, besándolo.
Abre la puerta y sale. Lucas revolotea alrededor de su bicicleta, esperándolo con ansiedad.

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  Martín, el nuevo abogado de Paloma, se presenta ante César y toma asiento. Este lo mira con recelo, ha perdido un aliado con la baja del anterior.
  -Como le dije, desde ahora, voy a llevar adelante la demanda de divorcio de mi clienta...
  -¡Que ni sueñe que le voy a dar el divorcio! ¡Ella se robó a nuestro hijo!
El abogado no se inmuta. Retoma su tono conciliador.
  -Según yo lo veo, hay una manera sencilla de recuperar a su hijo y esa, es la de aceptar lo que un juez disponga. Si usted arregla con mi clienta una separación de común acuerdo, el beneficio de las visitas...
-Eso, también yo lo sé. No hace falta que se explaye...- lo interrumpe, ceñudo.
-En ese caso, si está al tanto de sus derechos, le pido que lo piense y que sea sensato.
-Lo voy a pensar, pero no porque un abogaducho de cuarta me lo diga, ¿estamos?
Martín se pone de pie, sacando una tarjeta de su bolsillo.
-Mire, acá no se trata de ver cuál, de nosotros dos, la tiene más grande. Se trata de cumplir con lo hablado con mi clienta y lograr el mayor beneficio para todos los involucrados. Le dejo mi tarjeta, Llámeme cuando resuelva de qué manera lo quiere hacer. Por las buenas o por las malas.
Se despide y gira hacia la puerta, imperturbable. César se queda mascullando algo, detrás del  escritorio. Recoge la tarjeta y sin mirarla, la tira con desprecio en un cajón, cerrándolo con furia.



Pensión de Caballeros- Capitulo 6°- "Sentimientos que abruman"

El rostro de Lucas se ilumina, presa del asombro. Su flamante bicicleta roja, lo espera en el medio del taller.
-¿Es para mí?- pregunta con emoción.
Esteban y Paloma sonríen.
-¿Te gusta?- consulta Esteban- Me la pintó un amigo...
-Hijo, ¿qué se le dice a Esteban...?
En un arrebato, Lucas corre hacia Esteban y lo abraza a la altura de la cintura, con fuerza.
-¡Gracias!
Esteban no sabe qué decir, conmovido. Lucas lo suelta y vuelve al lado de la bicicleta.
-¿Me puedo subir?
-¡Y claro! ¡Si es tuya!
Con agilidad, se trepa al asiento, manteniendo los pies en el suelo para no caerse.
-Cuando cierre, nos vamos hasta la placita a practicar...
-¿Y si  vamos ahora?
Su  impaciencia les causa gracia.
-Más tarde, ¡te lo prometo!
-¿Qué te parece, amor?
-¡Está buenísima, mami! - se baja de un salto- ¡Se la voy a mostrar a todos!
Sale como una tromba por la puerta del taller, rumbo al patio, con la bicicleta al lado. Paloma y Esteban quedan solos, sonrientes.
-¡Hace rato que no lo veía tan contento!- comenta ella.
-Se la merece...
Se vuelve hacia él.
-Gracias, Esteban.
-No es nada. Solo es una bici usada que...
-No es solo eso. Estos últimos años fueron difíciles para él. Lo que vos haces, significa mucho para nosotros. Sos un buen hombre, con un corazón de oro. Me alegra que te hayas cruzado en nuestras vidas...
Dicho esto, apoya su mano en su hombro y lo besa con ternura en la mejilla. El se siente turbado con su cercanía y el aroma de su pelo. Ella se aparta apenas, mirándolo a los ojos. Sus bocas quedan muy cerca, las palpitaciones aumentan, algo los estremece de pies a cabeza. Es un instante, detenido en el tiempo, dónde sus labios se atraen y los sentidos anticipan el roce de un beso.
Entra el Pibe, desde la calle, proveniente de la panadería.
-Esteban, le traje el pan que me pidió...- dice, incómodo.
Ellos se alejan con rapidez, sintiéndose en falta. Esteban carraspea, recomponiéndose.
-Sí, está bien...dejalo ahí, nomás...
-Si no me necesita, me voy a lo de mi vieja un rato...
-No, dale, anda tranquilo que yo me arreglo...
-Bueno, hasta luego...
El pibe se despide y deja el taller con rapidez, sintiendo que metió la pata.
-Yo también me voy...- balbucea Paloma- ¿Querés que lleve el pan a la cocina?
-¿Eh? ¡Ah, sí! - toma la bolsita y se la alcanza- Tomá...
-Bueno, me voy a preparar la comida...
-Sí, anda nomás...
Paloma deja el lugar. Esteban queda solo, envuelto en el perfume de ella y aturdido por sus pensamientos.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - Capitulo 6° - " La ofensiva"

Esteban y Paloma caminan hacia la oficina de su abogado. Charlando sobre el asunto, han convenido de que es hora de afrontar y legalizar la situación. Si Cesar está de acuerdo en concederle el divorcio, Paloma está dispuesta a aceptar la decisión de un juez y reconocerle sus derechos como padre. Esteban, que se ofreció a acompañarla, está convencido de que es la mejor manera de terminar con su acoso enfermizo. De buen ánimo recorren la última cuadra antes de llegar cuando, tomándolo de un brazo, Paloma le pide que se oculte tras un árbol junto a ella. Por la puerta del estudio, acaba de ver salir a Cesar y a su abogado, hablando de manera amistosa. Con palmadas y sonrisas se despiden, tomando en direcciones opuestas, rumbo a sus respectivos autos. Paloma, segura de que no los han visto, le indica a Esteban que la siga y se retiran del lugar con discreción.

                                                          .................................

  Sentados a la mesa de un café, Esteban y Paloma sacan conclusiones sobre lo sucedido.
-Estoy seguro, que esa es la razón por la cuál tu trámite nunca avanzaba...
-¡Y por eso César estaba al tanto de mis movimientos! ¡Se entendían a mis espaldas!
-¿Y ahora? ¿Qué pensás hacer?
-Conseguir otro abogado, por supuesto...
-¿Tenés alguno en vista?
-No, voy a tener que ponerme a buscar. Además, tengo que asegurarme de que no sea conocido de César.
-Yo te puedo recomendar a uno. Es de confianza. Buen pibe. Hijo de un amigo mío, de la infancia.
-¿Es capaz?
-Y honesto, también. Me ayudó cuando la mutual de Teresa, no quería reconocerme algunos beneficios. ¿Vamos a verlo?
-Vamos.
Esteban llama al mozo, sacando su billetera y se aprestan para partir.

                                                           ......................................
-¡Tincho!
-¡Esteban! ¡Cuánto tiempo!
El joven abogado y Esteban se funden en un abrazo, sonrientes.
-¡Todavía, le debo una visita a Hugo!- dice Martín-¡Tengo que pasar a tomarme un café con ustedes!
-Cuando quieras, sos bien recibido...
Se vuelve hacia Paloma y la presenta.
-Ella es Paloma Villagra, una amiga. El es Martín, de quién ya te hablé...
-¡Mucho gusto! -dice ella, extendiendo la mano.
-¡El gusto es mío! - retruca el joven, respondiendo al saludo- Por favor, siéntense.
Con un gesto, los invita a sentarse en unos mullidos sillones y los tres se acomodan.
-¿Qué los trae por acá?
-Vinimos porque Paloma anda con un problema...
-Cuéntenme...
Durante casi una hora, el abogado escucha a Esteban y a Paloma, les da su parecer, los aconseja y accede a llevar adelante la demanda de divorcio. Cuando se despiden, lo hacen satisfechos y esperanzados. Esta vez, presienten que todo va a salir bien.

domingo, 9 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros- Cap 5° - continuación - "Haciendo las maletas"

Esteban y el Ruso hablan, sobre lo sucedido con César, en el taller.
-Yo no sabía nada de esto- dice el Ruso, luego de escuchar a su amigo.
-¡Ni yo! ¡Recién me lo acababa de contar en el río!
-¿Te parece que va a volver por acá?
-No sé si se va a animar, pero hay que estar atentos. No la podemos dejar sola...
Entra Lucas corriendo al taller, agitado y con los ojos llorosos.
-¡Lucas! ¿Qué pasó?
-¡Es mi mamá! ¡Dice que nos tenemos que ir también de acá!- rompe a llorar, se abraza a Esteban- ¡Está haciendo las valijas! ¡Y yo no me quiero ir!
Intentan calmarlo.
-Tranquilo, campeón. Ustedes no se van a ninguna parte...- dice el Ruso.
-Quedáte con el Ruso, que voy a hablar un rato con tu mamá...
Esteban sale del taller, preocupado.

                                                                .....................
-¡Pase!- autoriza Paloma, al escuchar los golpes en la puerta.
Esteban entra en la habitación.
-Permiso. Necesito hablar con vos...
Ella le da la espalda, armando el equipaje sobre la cama.
-No hay nada de qué hablar, Esteban.
-A mi me parece que sí.
Paloma continúa con su labor, saca la ropa del placard, la dobla y la guarda en la valija. Él da unos pasos, desde la puerta a la cama, y se sienta. Al estar más cerca, puede ver que estuvo llorando.
-Yo entiendo cómo te sentís...
-¡Es imposible que entiendas cómo me siento!
-Estás asustada, es normal...Oíme, Paloma. No te vayas, así no vas a solucionar nada...
-¡Si me quedo, voy a perder a Lucas! ¡No me pidas eso!
-Los vamos a cuidar, te lo prometo. No les va a pasar nada. Tenés que quedarte, es lo mejor...
Ella se detiene, se lleva las manos a la cara. Esteban se pone de pie y se acerca. Paloma lo abraza con fuerza, llorando.
-¡Tengo mucho miedo!
-Está bien, tranquila...
-¡Ustedes no saben cómo es él!
-Ya nos vamos a arreglar, no te preocupes- la aparta y la mira a la cara- Si vos dejas de huir y lo enfrentas, yo te prometo que todo va a salir bien...Creeme, que es la pura verdad.
Ella moquea, perdiéndose en sus ojos.
-Te creo, Esteban. Te creo...
La abraza hasta que se tranquiliza. Se entreabre la puerta y se asoma el Ruso, que trae alzado a Lucas. Esteban le hace señas de que todo está en orden. Sonríen, felices, y vuelven a cerrar.



Pensión de Caballeros - 5° Cap - Cont - "César"

Suenan unos golpes fuertes en la puerta de entrada y retumban en la tranquilidad de la casa. Esteban y el pibe, que están en el patio intentando reparar un ventilador de pie, se miran extrañados.
-Anda y fíjate quién es, pibe.
El chico obedece, yendo hacia la entrada. Esteban continúa con su tarea, recogiendo un destornillador de arriba de la mesita del patio y sacando unos tornillos. A los pocos segundos, unos gritos autoritarios que provienen de la puerta, llaman su atención.
-¿Qué carajo...?
El pibe viene retrocediendo, ante la prepotencia de César y dos uniformados, que irrumpen en el patio.
-¿¡Dónde está mi esposa?! -grita- ¡Sé que se esconde acá!
-¡Policía!- se identifican los oficiales, al ver que Esteban los mira, sorprendidos.
Las puertas de las habitaciones se van abriendo y emergen los pensionistas, alertados por los gritos. Paloma también los oye y viene desde el lavadero, asustada.
-¡Paren un poco!- pide Esteban, ceñudo- ¡No pueden entrar así a mi casa!
-¡Cállese, señor, o va a tener problemas! -advierte uno de los policías, posando su mano sobre la funda de la pistola.
Cosme, el Ruso y Fidel, descienden con rapidez, con gesto adusto.
-¿Se puede saber qué pasa? -pregunta el Ruso.
-¡Ahí está mi esposa! ¡Ella se robó a mi hijo!- grita César, señalándola.
-¡La señora y el chico nos van a tener que acompañar!- avisa el otro uniformado.
-¡De acá, no se llevan a nadie! -advierte Esteban, acalorándose.
Los hombres se interponen entre ellos y Paloma, que permanece estática, sin reaccionar. César, detrás de los policías, la increpa con crudeza.
-¡Puta! ¡Eso es lo que sos! ¿Con cuantos de estos estás cogiendo? ¡Devolvéme a Lucas!
Esteban se abalanza sobre él, enfurecido y apenas puede ser contenido por los oficiales.
-¿Qué mierda estás diciendo?¡No te voy a permitir...!
Los demás empujan a los policías, que se ven superados y amenazan con su actitud de extraer las armas.
-¡Cuidado! ¡Esto es agresión! - gritan, intranquilos.
-¡Paloma, te voy a sacar al chico!¡Te vas a arrepentir! ¡Cualquier juez me va a dar la razón!- continúa César, fuera de sí.
-¡Rajen de acá! - vocifera Cosme, tumbando la gorra de uno de los policías de un manotazo.
-¡Fuera! ¡Cagones!- atropella Fidel - ¡Llevéndose a ese maricón!
Hay un intercambio de empujones y golpes a mano abierta. Los uniformados retroceden, buscando la salida mientras intentan cubrir a César. Una parte del ventilador, vuela por sobre sus cabezas y se estrella en la pared. El  estruendo, desata un intercambio generalizado de gritos, empujones y manotazos, hasta que finalmente los intrusos abandonan la casa, perseguidos por los moradores, envalentonados y molestos.
De regreso a la pensión, satisfechos, encuentran a Lucas y a Paloma en el patio, abrazados y llorando.

viernes, 7 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - Cont del 5ª Cap - " En la costa del río"

Sentados en el pasto, a la sombra de un árbol frondoso, Paloma y Esteban observan como Lucas y el Ruso, juegan en la orilla del río.
-Se llevan bien ¿no?- comenta ella, sonriendo.
-Sí, el Ruso es especial...
Más allá, Fidel y Cosme se entretienen con una pelota, mientras que el pibe, charla con un par de chicas que toman mate y se broncean.
-¿Y este? - pregunta Esteban, asombrado.
-Parece que agarrò coraje...
-¡Miralo vos!- exclama, riéndose.
Paloma acompaña con su risa cristalina. En sus ojos, se reflejn los destellos del sol sobre la superficie del río.
-¿Sabés que se me ocurre pensar, a veces?- dice.
-¿Qué cosa?
-Que somos como una pequeña familia...
-Una familia algo extraña ¿no?
-Sí, puede ser, pero una familia al fin...
-No sé si es, precisamente, lo que yo siento. Aunque tengo que reconocer que les tomé cariño y, el día que alguno deje la pensión, no va a ser lo mismo...
-Es un lindo grupo...
-Es cierto...¿y qué hay de tu familia?
-¿La mía? Bueno, tengo a mi mamá, que vive en el campo y no está muy bien de salud...Mi papá falleció hace unos años, no tengo hermanos, sí algunos primos y tíos...
-¿Que pasó con el papá de Lucas?
-Esa, es una larga historia.
El día es espléndido, con un cielo radiante de sol. Una brisa juega entre las hojas de los árboles y acaricia la superficie del agua. Cosme y Fidel se disputan una pelota, el Pibe se abre paso en la adolescencia, el Ruso disfruta de la companía de Lucas y Paloma le relata a Esteban parte de su vida. Él la escucha con atención. Ella se desahoga, abundando en detalles y a veces justificándose por sus acciones. Cuando termina, ya no quedan secretos entre ellos. El tiempo compartido  los ha acercado aún más. De ahora en adelante, no serán más desconocidos.
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 La camioneta estaciona junto al cordón, frente a la pensión, y los ocupantes van descendiendo. Bajan los bolsos, un par de reposeras, la conservadora y un cajón plástico con envases vacios de la caja del vehículo. El Ruso vuelve a subir y arranca, llenándolos de humo. Usando las manos como avanicos, intentan disipar la nube de humo negro, parados en la vereda y recogiendo las cosas, antes de entrar a la casa.
Desde su auto, estacionado a la distancia, César ve a Paloma y a su hijo en el grupo. Lo que más le molesta, es presenciar con que familiaridad  trata ella a esos hombres, sonriendo y  llamándolos por sus nombres. Lo ciegan los celos. Y se enfurece.


martes, 4 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros- 5° Cap - Cont - "Paloma"

Sola, dedicada a la tarea de preparar el almuerzo para llevar al río, Paloma revive en su mente la charla que tuvo con Manuela hace unos días, mientras compartían unos mates, y luego de la irrupción de Esteban en la cocina. Su amiga la conoce bien y tiene la particular habilidad de ver a través de ella.
-Decime, ¿Qué está pasando acá? - le había preguntado, entonces.
-¡Nada, nena! ¿Qué va a estar pasando? -había contestado Paloma, con su mejor cara de inocencia.
-Ojo, Paloma, que te conozco hace mucho y a mí no me podes engañar...
-Me parece que estás viendo cosas que no existen...
-Tené cuidado, mirá que podes estar jugando un juego peligroso...
-¿De qué hablas?
-Si no estas segura de lo que haces, no le des señales a este hombre, que vas a terminar hiriendo sus sentimientos...Ahora, si te parece que estás sintiendo cosas por él, te convendría poner en orden tus asuntos y entonces, darte una segunda oportunidad, que te la mereces...
-Manu, no pasa nada, te lo repito. Quédate tranquila...
-Sabes que te deseo lo mejor y no te digo esto para joderte, pero, Esteban parece un buen tipo y es mejor que aclares las cosas antes de que se compliquen...
-Estás exagerando, como siempre...
-Bueno, como digas. Vos sabrás lo que hacés...
Esa conversación, la tenía perturbada. Tal vez tuviera razón y, de manera inconsciente, estaba alimentando un sentimiento en Esteban que no sabía si podría corresponder. En ese caso, si Manuela estaba en lo cierto, no se encontraba en el mejor momento para iniciar una relación. El solo pensar en Cesar, que era una amenaza latente, y en Lucas, a quién había sometido a una vida prácticamente nómade, y en su situación actual, ocultándose, escapando y evitando enfrentarse a las circunstancias.
El solo hecho de no poder ir a ver a su madre, para no exponerse, sabiendo que la necesitaba, le causaba más dolor que un puñetazo o una cachetada de las que solía propinarle su ex.
Preparando la comida para el picnic, Paloma se promete que no va a estar triste, que va a cambiar de actitud y va a enfrentar a quién sea para ser una mujer libre y sin temores. Enjuga una lágrima, que rueda por su mejilla, y brinda su mejor sonrisa a Esteban, cuando viene a avisarle que ya están todos listos para partir.

sábado, 1 de febrero de 2014

Pensión de caballeros - Cont del Cap 5°- " Socios"

Felices. Así estaban Cosme y el Ruso, mostrándoles la camioneta que acababan de comprar. Una Dodge desvencijada, que entre los remiendos hechos con masilla, dejaba entrever que alguna vez había sido de color verde.
Esteban, intentaba ocultar su desazón, ante el entusiasmo de los demás. El nuevo emprendimiento, de la reciente sociedad, no tenía muy claros sus fines y apostaban a ser una empresa multiuso. Fletes, changas de albañilería, mudanzas y desmalezamiento de terrenos, entre otras cosas. Su ambición empresarial, no tenía techo.
-¿Que te parece, Esteban? - pregunta el Ruso, exultante.
-Bien, muy bien. Los felicito...
-El dueño anterior, me aseguró de que no había que hacerle nada. Solo que vigile el nivel del aceite y que no me preocupe si humea un poco...
-Ah, sí, claro...
Paloma abraza al Ruso, sonriente.
-¡Que bueno, Ruso! ¡Me alegro mucho!
-Gracias, Paloma...
-¿Y para mí? ¿No hay nada? - pregunta Cosme, acercándose.
-Por supuesto!- contesta ella, abrazándolo y dándole un beso en la mejilla.
El pibe, sentado tras el volante, toca la bocina y ésta no dejar de sonar. El Ruso y Cosme, gesticulando, van a ver que está pasando. Paloma y Esteban se quedan juntos, en la vereda, viendo como lo echan al pibe del lugar y abren el capot para desconectar unos cables.
-Ojalá les vaya bien...- desea Paloma, dirigiéndose a Esteban.
-¡Qué! - pregunta, aturdido.
-¡¡Digo que ojalá tengan suerte!!- levanta el tono de voz ella, para que la escuche.
-¡¡Así espero!! ¡¡Se la merecen!!
El sonido se detiene, abruptamente. El grito de Esteban queda reverberando. Se ríen.
-¿Sabes qué podemos hacer? -propone ella.
-¿Qué cosa?
Paloma se adelanta unos pasos, arrimándose al grupo, junto a la camioneta.
-¡Hey! - llama la atención- ¿Qué les parece si salimos a festejar?
Con un vitoreo, aprueban la idea. Esteban se acerca a ella.
-¿Salir? ¿Adonde? Mirá que comer afuera, sale caro...
-No, yo pensaba en otra cosa...¿Qué te parece si hacemos un picnic?
-¿Un picnic?
-Sí, podríamos ir hasta el río, ahora que tenemos transporte...
-¿Todos nosotros? ¿En la camioneta?
-A mí, me parece buenísimo- interviene el Ruso- ¡Podemos hacer unos choripanes!
-¡Yo me encargo de los sandwichitos! - se entusiasma ella.
-¿Y? - pregunta Fidel- ¿Se hace?
Lo miran a Esteban, que aunque tiene sus dudas, cede a la presión de la mayoría y asiente con la cabeza.
-¡Sí!- exclama Paloma- ¡Nos vamos de picnic al río!

Pensión de Caballeros - Cont del 5° Cap - Visista en la pensión.

Manu toca timbre en la puerta de la pensión y aguarda a que la atiendan. Se abre la puerta y Paloma la recibe con un beso, invitándola a pasar. Entran y vuelve a cerrar.
A la distancia, sentado en su auto, el detective anota la dirección en su libretita. Luego, corrobora que no haya error en la identificación de Paloma, verificando en las fotos que Cesar le proporcionó. Toma su celular, hace una llamada. Atienden.
- Hola, ya sé dónde está su mujer.
                          
                                                                    ..........................
-¡Que grande que está! - se admira Manuela, abrazando a Lucas, sentado sobre su regazo- ¡Parece que fueron años desde la última vez que lo vi!
-Ya está hecho un hombrecito - dice Paloma, cebándose un mate.
-¡Por supuesto que sí! - exclama Manu, apretando cariñosamente a Lucas y dándole un beso en la mejilla.
Lucas logra zafarse del abrazo y escapa hacia el patio. Lo ven irse, sonrientes. Paloma le alcanza un mate a su amiga.
-¿Qué te pareció el lugar?
-¡Hermoso! ¡Estas casas antiguas tienen su encanto!.
-Si los hombres vuelven temprano, a lo mejor podes conocerlos. A esta hora, casi nunca hay nadie. Cada cuál tiene su trabajo...
Entra Esteban a la cocina, sorprendiéndose de encontrarlas.
-¡Hola! - saluda.
Paloma los presenta.
-¡Hola, Esteban! Ella es Manuela, una amiga. Él es Esteban, el dueño de casa.
Manu se pone de pie, se saludan con un beso en la mejilla.
-Encantada...
-Mucho gusto. ¿Vivís por acá cerca?
-No, bastante lejos...
-Por el centro...-acota Paloma- Vino a tomar unos mates...
-Y a ver a Lucas, además de conocer el lugar...¿querés sentarte con nosotras? Recién empezamos...
-¡No!- responden al unísono Paloma y Esteban. Manu los mira, ellos se incomodan.
-Es que...- se excusa Esteban- Tengo cosas que hacer, no es por nada...
-Seguro...mucho trabajo ¿no?- dice Paloma.
-Sí, eso - agrega él, aprestándose a salir. Se despide de Manu- Bueno, fue un gusto. Cuando quieras, esta es tu casa...
-¡Gracias, muy amable!- responde Manu, besándolo en la mejilla- ¡Mirá que te tomo la palabra!
Esteban se ríe, marchándose. Las mujeres quedan solas. Manu observa como Esteban cruza el patio, rumbo al taller. Luego se vuelve, enfrentando a su amiga.
-Decime, ¿qué está pasando acá?