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domingo, 9 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros - 5° Cap - Cont - "César"

Suenan unos golpes fuertes en la puerta de entrada y retumban en la tranquilidad de la casa. Esteban y el pibe, que están en el patio intentando reparar un ventilador de pie, se miran extrañados.
-Anda y fíjate quién es, pibe.
El chico obedece, yendo hacia la entrada. Esteban continúa con su tarea, recogiendo un destornillador de arriba de la mesita del patio y sacando unos tornillos. A los pocos segundos, unos gritos autoritarios que provienen de la puerta, llaman su atención.
-¿Qué carajo...?
El pibe viene retrocediendo, ante la prepotencia de César y dos uniformados, que irrumpen en el patio.
-¿¡Dónde está mi esposa?! -grita- ¡Sé que se esconde acá!
-¡Policía!- se identifican los oficiales, al ver que Esteban los mira, sorprendidos.
Las puertas de las habitaciones se van abriendo y emergen los pensionistas, alertados por los gritos. Paloma también los oye y viene desde el lavadero, asustada.
-¡Paren un poco!- pide Esteban, ceñudo- ¡No pueden entrar así a mi casa!
-¡Cállese, señor, o va a tener problemas! -advierte uno de los policías, posando su mano sobre la funda de la pistola.
Cosme, el Ruso y Fidel, descienden con rapidez, con gesto adusto.
-¿Se puede saber qué pasa? -pregunta el Ruso.
-¡Ahí está mi esposa! ¡Ella se robó a mi hijo!- grita César, señalándola.
-¡La señora y el chico nos van a tener que acompañar!- avisa el otro uniformado.
-¡De acá, no se llevan a nadie! -advierte Esteban, acalorándose.
Los hombres se interponen entre ellos y Paloma, que permanece estática, sin reaccionar. César, detrás de los policías, la increpa con crudeza.
-¡Puta! ¡Eso es lo que sos! ¿Con cuantos de estos estás cogiendo? ¡Devolvéme a Lucas!
Esteban se abalanza sobre él, enfurecido y apenas puede ser contenido por los oficiales.
-¿Qué mierda estás diciendo?¡No te voy a permitir...!
Los demás empujan a los policías, que se ven superados y amenazan con su actitud de extraer las armas.
-¡Cuidado! ¡Esto es agresión! - gritan, intranquilos.
-¡Paloma, te voy a sacar al chico!¡Te vas a arrepentir! ¡Cualquier juez me va a dar la razón!- continúa César, fuera de sí.
-¡Rajen de acá! - vocifera Cosme, tumbando la gorra de uno de los policías de un manotazo.
-¡Fuera! ¡Cagones!- atropella Fidel - ¡Llevéndose a ese maricón!
Hay un intercambio de empujones y golpes a mano abierta. Los uniformados retroceden, buscando la salida mientras intentan cubrir a César. Una parte del ventilador, vuela por sobre sus cabezas y se estrella en la pared. El  estruendo, desata un intercambio generalizado de gritos, empujones y manotazos, hasta que finalmente los intrusos abandonan la casa, perseguidos por los moradores, envalentonados y molestos.
De regreso a la pensión, satisfechos, encuentran a Lucas y a Paloma en el patio, abrazados y llorando.

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