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domingo, 16 de febrero de 2014

Pensión de Caballeros- Capitulo 6°- "Sentimientos que abruman"

El rostro de Lucas se ilumina, presa del asombro. Su flamante bicicleta roja, lo espera en el medio del taller.
-¿Es para mí?- pregunta con emoción.
Esteban y Paloma sonríen.
-¿Te gusta?- consulta Esteban- Me la pintó un amigo...
-Hijo, ¿qué se le dice a Esteban...?
En un arrebato, Lucas corre hacia Esteban y lo abraza a la altura de la cintura, con fuerza.
-¡Gracias!
Esteban no sabe qué decir, conmovido. Lucas lo suelta y vuelve al lado de la bicicleta.
-¿Me puedo subir?
-¡Y claro! ¡Si es tuya!
Con agilidad, se trepa al asiento, manteniendo los pies en el suelo para no caerse.
-Cuando cierre, nos vamos hasta la placita a practicar...
-¿Y si  vamos ahora?
Su  impaciencia les causa gracia.
-Más tarde, ¡te lo prometo!
-¿Qué te parece, amor?
-¡Está buenísima, mami! - se baja de un salto- ¡Se la voy a mostrar a todos!
Sale como una tromba por la puerta del taller, rumbo al patio, con la bicicleta al lado. Paloma y Esteban quedan solos, sonrientes.
-¡Hace rato que no lo veía tan contento!- comenta ella.
-Se la merece...
Se vuelve hacia él.
-Gracias, Esteban.
-No es nada. Solo es una bici usada que...
-No es solo eso. Estos últimos años fueron difíciles para él. Lo que vos haces, significa mucho para nosotros. Sos un buen hombre, con un corazón de oro. Me alegra que te hayas cruzado en nuestras vidas...
Dicho esto, apoya su mano en su hombro y lo besa con ternura en la mejilla. El se siente turbado con su cercanía y el aroma de su pelo. Ella se aparta apenas, mirándolo a los ojos. Sus bocas quedan muy cerca, las palpitaciones aumentan, algo los estremece de pies a cabeza. Es un instante, detenido en el tiempo, dónde sus labios se atraen y los sentidos anticipan el roce de un beso.
Entra el Pibe, desde la calle, proveniente de la panadería.
-Esteban, le traje el pan que me pidió...- dice, incómodo.
Ellos se alejan con rapidez, sintiéndose en falta. Esteban carraspea, recomponiéndose.
-Sí, está bien...dejalo ahí, nomás...
-Si no me necesita, me voy a lo de mi vieja un rato...
-No, dale, anda tranquilo que yo me arreglo...
-Bueno, hasta luego...
El pibe se despide y deja el taller con rapidez, sintiendo que metió la pata.
-Yo también me voy...- balbucea Paloma- ¿Querés que lleve el pan a la cocina?
-¿Eh? ¡Ah, sí! - toma la bolsita y se la alcanza- Tomá...
-Bueno, me voy a preparar la comida...
-Sí, anda nomás...
Paloma deja el lugar. Esteban queda solo, envuelto en el perfume de ella y aturdido por sus pensamientos.


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