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sábado, 24 de octubre de 2015

DESDOBLADO

Mamá  abre la puerta. En su mirada noto el reproche.
-Tú...
Avergonzado, rehuyo sus ojos.
-Si, yo.
-Volviste...
-Sí, volví...
-Pasa.
Entramos y cierra la puerta. La acompaño hasta la sala.
-Te fuiste en medio de la cena, sin decir nada. Estábamos preocupados.
-Lo sé. Te pido que me perdones...
-¿Qué te pasó? ¿Por qué reaccionaste así?
-Fue por los números, mamá. Los de la Lotería. Salieron mis números y yo me olvidé de jugarlos...No soporté la frustración.
Mamá menea la cabeza, incrédula.
-Pero, hijo...¡dos días sin comunicarte!
-Te vuelvo a pedir disculpas...Estuve mal...
Guardamos silencio, por un momento.
-El también se marchó esa noche...
-¿El?
-Sí.¡Estaba eufórico! ¡Se levantó de la mesa, festejó y salió de la casa...! Tampoco sabemos en que lugar puede estar.
-¿De quién estas hablando, mamá?
-De él.
-¿Y quién es él?
-Tú. 
Silencio.
-No entiendo -admito, incómodo- Esa noche eramos nosotros dos y papá a la mesa. Entonces, dieron el resultado del sorteo de la Lotería en la televisión y...
-¡Y él dio un grito de alegría! ¡Lo recuerdo bien! ¡Qué sobresalto!
-¿Y por qué, de repente, estallaría de alegría?
-¡No lo sé! ¡Estaba alienado! ¡No nos explicó nada y salió corriendo!
-¿Cómo es él?
-Como tú.
Volvimos a estar en silencio.
-Creo- deduce- que gritaba por el resultado del sorteo. ¡Estaba feliz!
-Entonces, ¿él es idéntico a mi?
Mamá asiente con la cabeza, aturdida.
-¿Y cómo sabes que yo no soy él?
Sonriendo, con ternura, me toma el rostro con ambas manos.
-Por la expresión de tu  cara.