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lunes, 24 de marzo de 2014

Pensión de Caballeros- Cap 7°- "El reencuentro"

El pibe, armado con una escoba, se pone de pie al escuchar que la puerta de calle se abre. Baja la guardia al ver entrar a Cosme, el Ruso y Esteban, que a pesar de estar maltrechos, vienen riendo y haciendo comentarios sobre la pelea. Paloma emerge de la cocina, al ver que son ellos, y corre a los brazos de Esteban. Este, la estruja con vehemencia contra su pecho.
-¡Nunca, pero nunca jamás, vuelvas a hacer semejante cosa! - le ruega él.
-¡Lo prometo! ¡Perdóname, por favor! ¡Te quiero!
-¡Yo también te quiero!
Se funden en un beso y los pensionistas vitorean y aplauden..
-¡Eh! ¡No coman delante de los pobres! - exclama Manuela, que junto a Lucas, observan desde lejos.
Se separan, sonrientes y avergonzados. Paloma deja a Esteban y reparte abrazos.
-¡Los extrañé! ¡Gracias por todo!
-¡Nunca en mi vida, estuve más felíz de que me partieran la cara! -bromea el Ruso.
-¡Valía la pena! -agrega Cosme- ¡Esteban ya amenazaba con volver a cocinar!
Se rien, contentos. Ella se emociona hasta las lágrimas. Esteban la atrae hacia sí, consolándola.
-No seas tonta...ya pasó.
-¿Y el Luquita? - pregunta el Ruso, mirándolo de reojo.
Lucas se acerca corriendo y lo abrazan.
-¡Ahí está! ¡Campeón! - le revuelve el cabello, lo levanta y lo besa en la mejilla.
Cosme observa extrañado al pibe.
-¿Y vos? ¿Que haces con esa escoba?
El pibe balbucea.
-Era para...¡no sabía si eran ustedes o qué...!
-¡Ah! ¡Me había asustado! ¡Pensé que te ibas a poner a barrer por una vez!- bromea.
-Tiene razón el pibe - dice con seriedad Esteban- Hay que estar alerta. No va a ser tan fácil...
-¿Qué queres que hagamos?
-Mantener la puerta del frente bajo llave y tener cuidado cuando anden solos por la calle...
-Lo que vos digas...
-Bueno, y ahora ¿porque no comemos algo? ¡Tengo un hambre!
-No se si me quedaron dientes sanos - comenta Cosme- Va a tener que ser algo tierno...
Acompañan a Paloma hacia la cocina, Esteban se retrasa. Le muestra el manojo de llaves al pibe, indicándole que cierre la puerta principal. Lo palmea, agradeciéndole por haber cuidado el lugar en su ausencia. El pibe agarra las llaves con una sonrisa.
-Bien hecho, pibe.
Luego, deja el patio y se reúne con los otros.
Emilio, desde el segundo piso, observa lo que pasa por la puerta entornada de su cuarto, mientras atiende una llamada de César.
-Ya están todos, ¡sería una locura venir para acá!- intenta convencerlo.
-¡Quiero a mi esposa y a mi hijo de vuelta!- grita César, sin entrar en razones.
-¡Tiene que haber otra manera!- dice Emilio, viendo cómo el pibe atraviesa el patio, luego de cerrar la puerta de calle.
El abogado, del otro lado de la línea, se mantiene en silencio.
-Sí, la hay- dice, al fin- Por unos días, se van a mantener cautelosos...Apenas bajen la guardia, me traes a Lucas.
-No va a ser fácil, tu pibe no tiene onda conmigo...
-¡Ganátelo, pelotudo! ¡Y avisame cuando lo tengas!- le grita César, cortando la comunicación.
Emilio menea la cabeza. Las cosas se están complicando, y con sus antecedentes, no le convence secuestrar a un chico. Además, su jefe está todo el tiempo fuera de sus cabales y no piensa con claridad. Si todo sigue así, tal vez le convenga desaparecer, antes de terminar pagando los platos rotos de otro.

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