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domingo, 16 de marzo de 2014

Pensión de Caballeros-7° Cap-"Tu ausencia"

El Ruso hojea un diario junto a la cama de Esteban, que entreabre los ojos y observa el entorno.
-Estaba soñando -dice- que ya me había ido a casa...
Su amigo deja el diario, mirándolo.
-Ya falta poco...
-¿Y Paloma? Pensé que ella iba a venir...
El Ruso no contesta, Esteban se da cuenta de que le oculta algo.
-Pasa algo ¿no?
-Mira, Esteban, cuando volví a la pensión, no la encontré...
-¿Qué querés decir?
-Que ya no estaba. Ni ella, ni Lucas, ni su ropa...Se fue.
Esteban intenta incorporarse. El lo detiene.
-¡Pará! ¿Que hacés?
-¡Tengo que ir a buscarla!
-¡Calmate! ¡Haceme el favor!
A pesar del esfuerzo, su debilidad lo vence. Vuelve a caer en la cama, rendido.
-¿Estás bien? ¿Llamo al médico?
-No, no hace falta...Ya estoy bien, ya estoy bien...Solo estoy mareado...
Habla entrecortado, su pecho sube y baja, agitado.
-Bueno...¡no me asustes así, hombre!
-Perdoná... ya pasa...
Permanecen en silencio, hasta que Esteban se tranquiliza.
-¿Vos sabes que, ella y yo...?
-Ya lo sabemos todos - responde el Ruso- Se les nota a la legua...
-Entonces ¿por qué se fue? Si todo marchaba bien...
-No lo sé. Puede que para sacarnos de encima a ese tipo...
-Ella no es así. Yo se lo dije, que no tenía que rendirse...
-Ya le vamos a preguntar, cuando aparezca...
-Seguro...cuando vuelva...
Esteban se adormece.Murmura algo que el Ruso no alcanza a entender y, luego, se queda dormido.

                                                              ..............................

Paloma deambula por el parque, evitando a César, que se encuentra en la casa. Cuando tiene la oportunidad, procura estar sola, extenuada de fingir normalidad delante de su hijo, que no entiende demasiado los cambios abruptos que han ocurrido y la asedia con preguntas. Es que Lucas es un chico despierto e intuye, detrás de su máscara, la tristeza que arrastra como jirones. César ronda alrededor de ellos, con desconfianza. Atiende cada vez que suena el teléfono, no ha ido a trabajar desde que se mudaron y tiene los ojos sobre ella todo el tiempo. No sabe hasta cuando, va a resistir una situación tan apremiante. Solo en el parque se tranquiliza un poco, caminando bajo los árboles, imaginando que Esteban se recupera, que vive una vida normal al no estar a su lado. A veces la asalta el llanto, otras, sonríe con ternura al evocar su recuerdo. Regresa a la casa, quizás César, decidió irse al trabajo y puede pasar un momento grato con su hijo. Entra y no ve a nadie. Recorre las habitaciones y nota que Lucas no está. El miedo la estremece. Con prisa, vuelve sobre sus pasos hasta el living, dónde se topa con César, que sonríe al verla.
-Lucas, ¿dónde está?
César se pone de pie, aproximándose.
-Irma lo llevó a dar una vuelta.
Paloma se paraliza.
-Estamos solos -dice él, sin dejar de acercarse- Aprovechemos y subamos un rato...
-No, César...-balbucea ella, retrocediendo- Con esto de la mudanza, todavía no estoy lista para eso...
El le clava los ojos, tomándola del brazo.
-No te estaba preguntando...-aclara y, de manera violenta, le ordena- ¡Subí!
Paloma solloza y ruega, pero es en vano. César la dirige, a los empellones, hacia la escalera que conduce a la habitación.

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