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martes, 18 de marzo de 2014

Pensión de Caballeros- 7° Cap- "Pienso en vos"

Esteban, el Ruso y Cosme, toman un café, con Manuela, en el bar de Hugo.
-Ya lo intenté todo, Esteban. No hay manera de llegar a ella - cuenta Manu.
-Por lo menos, ya sabemos que está en esa casa- dice el Ruso, aún molesto por el mal trato en el country.
-¿Y la madre? ¿Habrá hablado con ella? - pregunta Esteban.
-No me animo a llamarla, ya sabes que no está bien de salud. No quisiera meter la pata y que la noticia la desmejore aún más...
-Sí, tenes razón. Lo más probable, es que no sepa nada...
-¡En algún momento tiene que salir! ¿No?- opina Cosme, sacándose el palillo de la boca.
-No creo que la deje...Ella, sola, se metió a la boca del lobo- se lamenta Manu.
-¡Si solo hubiera esperado a que yo saliera del hospital!
-¿Y si se escapa?- pregunta Cosme.
-La debe tener amenazada. No te olvides que allá, también está el Luquita- le responde el Ruso.
-Cierto, ese es capaz de todo...
Hugo, que regresa a la mesa luego de atender a unos clientes, aporta lo suyo.
-El chico ¿cuando empieza la escuela? ¡Esa, sería una buena oportunidad para mandarse a mudar!
-Podría ser...¿cuando terminan las vacaciones?
-No sé - duda Manuela- Creo que falta más de un mes ¿no?
-Treinta días, o más... Eso es mucho tiempo...- se desanima Esteban.
Cabizbajos, sufren en silencio su incapacidad para socorrerla.
-La verdad, no veo una solución...- musita.
-A mí se me ocurre una, eso sí, es bastante violenta...- propone el Ruso.
-Ya te dije que no...- le recuerda Esteban.
-Está bien...- se resigna, de mala gana.
-¿Qué? ¡Ahora, me quedo con las ganas de saber cuál era!- se queja Cosme.
-¡Nada de violencia! ¡Hay que usar la cabeza!- se ofusca Esteban.
-Hijo...- le llama la atención Hugo, recordándole su delicada condición.
-Sí, ya se, ya se...
Se instala el silencio de nuevo entre ellos.
-Algo ya se nos va a ocurrir. No desesperen.  A veces, la solución se presenta sola. Solo es cuestión de aprovecharla-opina Hugo, retirándose a trabajar.
-Ojalá sea así...-desea el Ruso, levantándose de su silla y dándole una palmada en el hombro a Esteban. Luego, se dirige a Cosme cuando dice- ¿Vamos?
Cosme se pone de pie, saludan y salen del bar. Manuela y Esteban quedan solos.
-¿Cómo estará? - pregunta él, con la vista perdida en la calle.
-Estoy segura que bien. Es una mujer muy fuerte, aunque a veces, haga estupideces...
Toma la mano de Esteban sobre la mesa, tranquilizándolo.
-Además, como sabe que vos estás pensando en ella, no se va a rendir tan fácil, vas a ver...
El calor de la mano de Manuela y su sonrisa, logran reconfortar a Esteban.
-Gracias, Manu...
-Todo va a salir bien...
Manuela se despide, se levanta y también se va a trabajar.                                                                         El se queda pegado al vidrio, perdido en un laberinto de recuerdos felices.

                                                             .............................
César, sentado detrás de su escritorio, revisa unos expedientes. Escucha un alboroto que viene del otro lado de la puerta, proveniente de la sala de espera. Se quita los anteojos y deja los papeles. Abre una gaveta y se asegura de que su pistola está ahí, al alcance de la mano. Se serena y aguarda. La puerta se abre y entra Manuela, hecha una tromba. Su secretaria la sigue, recriminándole su manera de proceder.
-Está bien - le indica César- Yo me encargo.
Ofuscada, su secretaria se retira y cierra detrás de ella. Manuela, se aproxima a él y apoya sus manos sobre el escritorio con prepotencia.
-¿Dónde tenés a Paloma?
César se recarga en el respaldo del sillón, sonriendo con sarcasmo.
-¿Acaso no lo sabes? ¿No te contaron tus amigos?
-Tengo que hablar con ella...
-Ella no quiere hablar con vos, ni con ninguno de esos mugrientos de la pensión. Está muy bien dónde está, que es conmigo. No los quiere volver a ver.
-¡Mentira! ¡Que me lo diga ella, entonces!
-Podés llamarla cuando quieras - dice, acercándole el teléfono.
-¿Para qué? ¡Si me atiende el robot ese, que tenés de sirvienta, y me dice que no está!
-Mala suerte. Tenés que volver a probar...
-Mirá, César...
-Mirá ¿qué? -su tono se vuelve amenazante- ¡La próxima vez que entres acá, de esa manera, te hago echar a patadas en el culo! ¿Entendiste? ¡Y vayan olvidándose de Paloma, que ella tiene dueño! ¡Y ese soy yo! - se pone de pie y Manuela retrocede unos pasos- ¡Ahora, andate antes de llame a seguridad!
-¡Sos un hijo de puta! ¡No la vas poder tener encerrada para siempre! - grita ella, barriendo de un manotazo el escritorio, tirando el teléfono y un lapicero al suelo.
-¡Salí de acá!-grita César- ¡Decíle a ese tipo que se olvide de ella! ¡Para siempre!
-¡Anda a la puta madre que te parió! - le responde Manuela, saliendo y dejando adrede la puerta abierta. César, agitado,  descarga su furia de un puñetazo sobre los expedientes.

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