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viernes, 16 de mayo de 2014

"GA.LI.LEO" Detective privado - Cap 4°.

 Gabriela sube al auto y suena su celular. Atiende. El Negro enciende un cigarrillo, demorándose, apoyado en la puerta.
-¿Hola?
-Soy yo -dice Tacho, del otro lado de la línea- Te busqué en lo del Gringo y no estabas. Tengo algo sobre tu cliente.
-Decíme, ¿que averiguaste?
-Rosales no es el padre de la chica, es su padrastro. Parece que, ella, ya tenía unos meses cuando su madre lo conoció.
-¿Sabes qué? Lo que me decís, no me sorprende. ¿Quién es el padre?
-Del verdadero padre, no se sabe nada, solo que la víctima le habría dejado una carta a su abogado para él, por si le pasaba algo.
-¿Qué se sabe del abogado?
-Falleció hace poco. Su viuda no sabe si llegó a cumplir con el encargo. Igual, voy a seguir preguntando. Si me entero de algo más, te lo hago saber.
-Gracias, Tacho.
-Chau, Gaby.
Corta. El Negro, desde afuera, le consulta con la mirada, aguardando las novedades.
-Rosales no es el padre. Me lo acaba de confirmar Tacho.
Él menea la cabeza, sonriendo.
-Algo raro había...nos tendríamos que haber dado cuenta antes.
-Subí, vamos a buscar a Pablo. Quiero ver qué sabe sobre el asunto- pone en marcha el motor.
El Negro rodea el auto y se sube, cerrando la puerta.
-Vamos a necesitar un par de escopetas...- le informa Gaby.
-Yo, en casa, tengo una...¿ vos sabes dónde tienen a Érica?
Pone primera, acelerando.
-Estoy segura de que sí.


Pablo sale de su casa y camina hacia su auto. Saca la llave de su bolsillo y desconecta la alarma a distancia. Lo sorprende Gabriela, saliendo de atrás de un árbol y empujándolo con fuerza contra el capot. Le apoya el peso del cuerpo encima, inmovilizándolo, mientras saca su arma y la esgrime frente a sus ojos. Pablo, con la cara aplastada contra la chapa, no atina a reaccionar. Ella le habla con voz clara y cortante.
-Hace catorce años me dejaste, prácticamente, en el altar. Esto, no lo estoy haciendo por eso, pero si no me convences de que no estabas al tanto, te voy a volar los sesos con gusto.
-¡Pará, que no se de qué me estas hablando!
Lo sacude con violencia, golpeándole la cabeza contra el auto y apretando el caño del arma contra su mejilla.
-¡No me agarres de boluda, la concha de tu madre, que te hago mierda acá mismo!
-¡Pará, te digo la verdad!
Lo levanta de manera brusca, lo da vuelta y lo apoya contra la puerta, colocándole el arma bajo la barbilla.
-¡Efraín me usó! ¡Las amenazas nunca existieron! ¡Érica no es su hija, él es su padrastro!
Pablo se muestra confundido, no entiende.
-¿Qué decís?
Gaby le quita el arma de la garganta, lo empuja una vez más y luego retrocede unos pasos, guardando la pistola. Él se endereza, acomodándose la ropa, reprochandole el maltrato con la mirada.
-¡Ella, y su novio, lo chantajeaban con arruinarle la carrera! ¡El tipo es un abusador! ¡Un hijo de remilputas!
-¿De qué carajo estás hablando? ¿De dónde sacás esas cosas?
-¡La madre, le dejó pruebas para hundirlo!¡ Él solo la quería encontrar para recuperarlas! ¡Nos mintió a todos y ahora la tiene en su poder! ¡La va a lastimar, si es necesario, igual que a su esposa!
-¿Vos crees que él pudo...?
-¡Eso, y mucho más! Me mandó a seguir, sus hombres asesinaron al novio de Érica y la secuestraron. ¡Ese tipo no tiene escrúpulos, solo nosotros lo podemos parar! Vos me metiste en esto, ahora, ¡me tenés que ayudar a sacarla de ahí!
Pablo duda, confundido.
-¿Y qué tenes en mente?
Gaby lo mira a los ojos, se convence que su inocencia es auténtica.
-Espera un minuto...
Camina hacia el centro de la calle. Pablo la sigue con la mirada. Agita el brazo, haciendo una señal, y regresa junto a él. A mitad de cuadra, se enciende el motor y las luces de su auto, acercándose.
-Yo voy con vos en tu auto, en el camino te explico.
El Negro, conduciendo el Dodge de Gaby, pasa junto a ellos, que rodean el auto de Pablo y se suben, siguiéndolo.

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