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miércoles, 7 de mayo de 2014

"GA.LI.LEO" Detective privado- 3º Cap.

Oscurece. Gabriela llega a su departamento y el gato la recibe maullando.
-Ah...Otra vez vos.
Tira el abrigo y la foto de Érica sobre el sillón, yendo hacia la cocina. Entre el desorden y la vajilla sucia, encuentra un vaso. Busca una botella y se sirve, bebiéndose el contenido en un par de tragos. Vuelve a llenar el vaso. Escucha  que suena el timbre. Regresa al living, con fastidio. Se acerca a la puerta, sin abrirla.
-¿Quién es?
-Soy Ingrid. Abríme.
Abre. Ingrid está espléndida, vestida de noche, tacos altos, maquillada y peinada con elegancia. En sus manos, trae una pequeña cartera y la cuchara de Gabriela. Sonríe, masticando un chicle.
-Pasá, ¿qué querés?
Ella entra, moviéndose con gracia.
-Nada, solo pasaba a devolverte tu cuchara y, de paso, venía a ver al gatito.
-Parece que tenés algo importante hoy...- nota Gaby, cerrando la puerta.
-Llamó un amigo venezolano. Hay una fiesta en la embajada y necesitan compañía. Las chicas y yo, vamos a aprovechar a hacer unos dólares, que a estos les sobran.
Aparece el gato, maullando a sus pies.
-¡Ahí está mi bomboncito!
Se agacha y le hace unos mimos.
-¿No es un amor este chiquito?
-No sé qué le ves a ese callejero...
Gaby deja el vaso sobre un mueble y se quita la sobaquera y la pistola. Ingrid se endereza, con el gato en brazos.
-¡Ay, Gaby! ¡Cómo sos!
-Te va a llenar de pelos...
-Tenés razón...- reconoce, y lo aparta de su vestido, dejándolo sobre el sillón. Ve la foto de Érica. La toma y la estudia.
-Che, yo a esta chica la conozco.
Gabriela se acerca, intrigada.
-¿Estás segura?
-Segura. El novio es amigo de una amiga mía. Estuvimos juntos festejando el fin de año. Él trabaja de barman en Caín, el boliche de los Monti. Es un divino, en una época, fue modelo.
-Mírala bien. ¿De verdad la conoces?- duda Gabriela.
-Sí, pará...- Ingrid saca de su cartera el celular- Tengo fotos de esa noche.
Ambas observan la pantalla, mientras pasan las imagenes. Al fin, Ingrid se detiene en la que está buscando.
-Mirá...
En la foto están Érica y su novio, abrazados y sonrientes, sentados en la mesa de un restaurant.
-Sí, no hay dudas...- concuerda Gaby- ¿Sabes dónde la puedo encontrar?
-No, pero tal vez él te lo pueda decir, si es que aún siguen saliendo.
Gabriela le devuelve el teléfono a Ingrid, toma el vaso de arriba del mueble y se bebe su contenido, caminando por el cuarto.
-Si me aparezco por lo de Monti, espero que valga la pena. Ahí, no soy bienvenida.
-Mi amiga no está en el país, sinó, le podría haber preguntado.
-Está bien, ya hiciste demasiado. Me ahorraste muchas horas de trabajo.
-Bueno, me alegra haber sido útil. ¡Yo me voy a la fiesta, que se me hace tarde!
Gira sobre sus talones, encarando hacia la puerta. Al pasar, acaricia al gato.
-¡Chau, bomboncito! - abre la puerta y sale taconeando- ¡Nos vemos, Gaby! ¡Suerte en lo de Monti!
Cierra. Gabriela se queda pensativa, con la foto de Érica en sus manos.


Ubicado sobre una avenida de doble mano, Caín se destaca a la distancia por su imponente fachada y su cartel de neón. Gabriela reduce la velocidad, dando un vistazo al lugar. En la puerta de entrada, el personal de seguridad mantiene a raya a la gente que se agolpa para ingresar. Junto al edificio, en el estacionamiento al aire libre del local, divisa una salida de emergencia que puede resultarle idónea para entrar. Estaciona más adelante y regresa a pie, sin llamar la atención. Enciende un cigarrillo, cruza la playa y aguarda cerca de la salida. No tiene que esperar demasiado. Un par de parejas salen, en busca de sus autos, sin advertir su presencia. Gabriela detiene la puerta, antes de que se cierre, y entra.




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