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martes, 13 de mayo de 2014

"GA.LI.LEO" Detective privado - 4° Cap.

Un policía descorre la cortina de la ventana del departamento, de Alex, y observa hacia la calle teñida por las luces de las sirenas de los patrulleros y de la ambulancia. Los curiosos se agolpan en la vereda y los efectivos, se esfuerzan para mantenerlos a distancia de la entrada del edificio. Sentada en el cordón de la acera de enfrente, Gaby es revisada por un médico. El Negro, de pie junto a ella, fuma un cigarrillo y observa la tarea.
-Vas a tener que ir a un hospital- comenta- Esto es para puntos...
-Duele como la concha de su madre...- se queja ella, arrugando la cara.
El murmullo de la gente, frente al edificio, llama su atención. Los paramédicos sacan el cuerpo de Alex, cubierto con una sábana, sobre una camilla. Lo suben a la ambulancia, ante la vista de los vecinos. Entre los que observan, hay alguien que llama la atención de Gabriela. Algo apartada, horrorizada por la escena, Érica es testigo del destino que corrió su pareja.
-¡Negro!- grita Gaby, poniéndose de pie- ¡Allá, es ella!
Cruzan la calle con rapidéz. Érica los ve venir y huye. Corren tras ella. Gabriela, aún débil, trastabilla. El Negro se detiene, vuelve unos pasos y la ayuda a incorporarse. Érica gana distancia.
-¿Estas bien?
-¡Sí,sí, seguíla!
Él continua la persecución. Ella le lleva ventaja. Llegando a la esquina, una combi blanca se cruza frente a Érica, cortándole el paso. Se abre la puerta lateral y dos hombres encapuchados, la obligan a subir a pesar de su resistencia. El vehículo arranca a gran velocidad. Cuando el Negro llega al lugar, observa con impotencia como se pierden de vista. Gaby lo alcanza, maltrecha.
-¡Se la llevaron! ¡No pude hacer nada!
-¡La puta que lo parió!
-¡Voy a buscar a la patrulla! ¡Vos, anda a hacerte ver, que nosotros nos ocupamos!
Desanda la calle, utilizando la radio para dar aviso a los demás sobre el secuestro. Gaby recobra el aliento, gira y vuelve ofuscada sobre sus pasos.

Sentada sobre la camilla, con las piernas colgando, Gabriela agradece al médico por su atención. Entra el Negro a la guardia del hospital y se saluda con el profesional que está saliendo. Bajo el brazo, trae una bolsa con ropa. Se acerca a Gabriela, arrojándosela.
-Tomá, te traje lo que me pediste.¡Ah! En tu casa, hay un gato... ¿sabías?
Gaby abre la bolsa y saca un buzo limpio.
-Sí, no es mío. Se metió la otra noche...no tiene importancia. ¿Alguna novedad?
-Hasta ahora, nada. Pero estamos en eso...- responde él, estudiando la venda en la cabeza de ella.
-No la van a encontrar. Esos guachos, ya deben estar bien lejos.
-Puede ser, pero nunca se sabe...
Ella se quita el buzo sucio de sangre y se viste con el que le trajo su amigo.
-¿Te diste cuenta de algo? ¡Esos hijos de puta, me siguieron! ¡No tenían idea de dónde encontrarla, pero de alguna manera, se enteraron de lo que yo hacía y me estuvieron vigilando! ¡Si me hubiera dado cuenta, en este momento, Érica y ese pibe aún seguirían con sus vidas! Pero, ¿cómo lo supieron?
-Alguien no te está jugando limpio. ¿Pudiste hablar con Rosales? ¿Qué te dijo?
-Ya lo sabía. Los secuestradores ya se habían comunicado con él.
-¿Y que piensa hacer?
-No sé, creo que aceptar sus condiciones.
-Eso quiere decir que, tu trabajo, ya se terminó.
Gabriela se baja con dificultad de la camilla. Tira la bolsa, con su buzo sucio, en el cesto de papeles.
-Se supone, pero no me pienso quedar de brazos cruzados...Mejor acompáñame, afuera, que necesito un cigarrillo.
-Dale, vamos.
Salen de la guardia, caminan por el pasillo, rumbo a la salida.
-Me debo estar volviendo vieja- dice, tocándose la venda- Hace mucho que no me sorprendían así.
-Si no estás al cien por ciento, deberías dejar este asunto. Nadie te obliga.
-Es cierto, pero al ayudarla, espero recuperar un poco de paz.
-Salvar a la hija de Rosales, no te va a devolver a Dana.
-NADA me va a devolver a Dana, pero al menos, puedo intentar redimirme.
-Lo que vas a conseguir, es que te maten.
-En ese caso, mi paz, sería definitiva. ¿No te parece?
Llegan a la puerta, el Negro empuja una de las hojas, para poder salir.
-Lo que me parece, es que sos una necia.



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