Translate

jueves, 24 de abril de 2014

"GA.LI.LEO" Detective privado- Cap 1°.

Un par de semanas después,  Gabriela, vestida y sentada en una silla de ruedas, aguarda el alta médica para retirarse del sanatorio. Su rostro aún conserva rastros del accidente. Con tristeza, observa la calle desde la ventana. Entra El Negro, que la mira desde la puerta.
-Gaby...
Ella no le responde, ni se vuelve.
-Dice el doctor que ya podes irte...-da unos pasos, hacia el centro de la habitación- Además, me recomendó un terapeuta de su confianza.
Gabriela sonríe, con amargura.
-¿Para qué? ¿Que puede hacer, para que me sienta mejor? ¿Revivirla?
-El te puede ayudar...
Ella se vuelve hacia él, con los ojos húmedos, llenos de rabia.
-¿Acaso me va a devolver mi trabajo? ¡Decíme! ¿En que me puede ayudar? ¡Vos no entendés que mi nena se murío, que yo la maté, por estúpida, por borracha!
Rompe a llorar, cubriéndose la cara con ambas manos.
-¡Si era lo que más quería en mi vida!¿Cómo no fui capaz de cuidarla? ¿Cómo?
El Negro se aproxima y se agacha a su lado, consolándola. Ella lo abraza con fuerza.
-¡Ay, Dios mío, qué voy a hacer! ¿Por qué tuvo que morirse ella? ¿Por qué, Dios mío? ¿Por qué?.
El trata de calmarla, mientras llora, sin encontrar consuelo.

Sentados en una mesa de un bar, Gabriela y su amigo toman un café y fuman un cigarrillo. Ella está ausente, mirando hacia afuera.
-¿Qué pensás hacer?
Ella sale de su estado, mirándolo. Demora unos segundos en contestar.
-No sé.
-¿Te sentís bien?
-Un poco débil, nada más. No te preocupes.
Hacen una pausa. El trata de descifrar en qué piensa ella.
-Si necesitas algo de guita, no tengo mucho, pero te puedo prestar. Y si te hace falta el auto, bueno, ya sabés, ni te lo tengo que decir...
-Gracias, pero tengo unos ahorros, un tiempo puede tirar con eso. Por lo otro, voy a usar el auto de mi
viejo. Hace unos años que mi primo lo tiene guardado en su taller. Ya le avisé que más tarde lo paso a buscar...
Vuelve a hacer una pequeña pausa, contemplando la calle.
-¿Sabes lo que me dijo Mauricio?
-No, ¿cuando?
-Esta mañana, cuando llamé desde el sanatorio a su celular...
Ella sigue abstraída, viendo hacia afuera. Demora en contarle.
-¿Qué dijo?
Lo mira, dolida.
-Que no lo volviera a llamar, que no soportaba escuchar mi voz.
Los ojos se le humedecen, mirando a su amigo.
-¿Vos podes creerlo?
El Negro no sabe que responder. Le toma la mano por sobre la mesa y se la aprieta.
-Ya se le va a pasar, cuando recapacite. Vos, trata de estar bien.
Ella se enjuga una lágrima, mirando en torno.
-Mejor, pedí la cuenta, así nos vamos.
El asiente, buscando al mozo con la vista y llamándolo con su mano en alto.


Salen del café y caminan hacia el auto del Negro. Gabriela lo hace con dificultad. Entran, cierran las puertas y él enciende el motor.
-Haceme un último favor y llévame a buscar el auto a lo de mi primo.
-Como quieras.
El arranca y, mientras maniobra, le señala la guantera.
-Acordáte que ahí, están tus cosas.
Gabriela abre el compartimiento y saca unos lentes negros, que se coloca, un atado de cigarrillos y un encendedor, que guarda en su bolsillo, y un revolver calibre 38. Abre el tambor, comprueba que está cargado, lo cierra y se lo calza en la cintura. Continúan andando, en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario