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domingo, 20 de abril de 2014

"GA.LI.LEO" Detective Privado - 1° Capitulo.

Gabriela trabaja en su computadora, sentada detrás de su escritorio, en su cubículo. La actividad en la Jefatura de Policía es normal y está abocada a terminar unos informes pendientes. La pantalla refleja sus agradables facciones, favorecidas por el cabello recogido. Es una mujer joven, elegante y capaz.
El Negro, su compañero de patrulla, se asoma con una sonrisa y la distrae de su tarea.
-¿Dónde habrán quedado esos tiempos? ¿No?- le pregunta.
-¿Qué tiempos? ¿De qué hablas?
-En los que subíamos a las patrullas y corríamos a los malos a los tiros...
Ella se recarga en el respaldo de la silla, encogiéndose de hombros con una sonrisa.
-No sé, en la era de los westers, creo. Ahora, nos la pasamos llenando papeles, las leyes favorecen a los chorros y la gente nos cree incapaces...
-¡Qué mal! - se lamenta él- ¡La verdad, es que me deprime hablar con vos...!
El Negro amaga con retirarse.
-Y espera a ver lo que te va a tocar de jubilación...
El termina por irse, turbado. Gabriela vuelve a su teclado, sonriendo. Suena el teléfono y atiende con rapidez.
-Gabriela Leonardi...
-Gaby, soy yo - dice Mauricio, del otro lado de la línea, de pie en su oficina, juntando con apuro los papeles que están sobre su escritorio- Surgió una reunión de último momento y no puedo retirar a Dana de la escuela.¿Vos no podrías ir a buscarla?
Gabriela, se molesta con su ex marido.
-¡Es increíble! ¿Ni siquiera una tarde podes dedicarle a tu hija? ¡Ella espera, con muchas ganas, poder verte!
-Si no fuera una emergencia, no te lo pediría. ¡Entendeme!- insiste Mauricio, apilando sus papeles.
Ella da un vistazo rápido a su reloj, consultando la hora.
-¡Si la semana pasada, hiciste lo mismo! ¿Qué es lo que tengo que entender? ¡A Dana le podes hacer el verso, pero yo, ya estoy grandecita...!
-Gaby, no empieces con el sermón...¡Haceme el favor de ir a buscarla, que después, se lo compenso de alguna forma!
-Está bien - accede ella-¡Pero espero que ,esta vez, cumplas! ¡Y acordate que, yo también, estoy trabajando!
-Gracias. Dale un beso de mi parte- se despide él, colgando. Un compañero suyo se presenta en la puerta de la oficina, ansioso.
-¿Vamos?
Mauricio le pide un minuto con un gesto. Levanta el maletín del suelo, guarda los documentos en él, toma su saco del respaldo de la silla y se lo pone.
-Ahora sí- dice, recogiendo el maletín- Vamos.
Gabriela, por su parte, cuelga el teléfono, apaga la computadora y se levanta de su silla, dirigiéndose hacia el cubículo dónde trabaja el Negro.
-Negro...
El se vuelve, interrogándola con la mirada.
-Tengo que salir. Cubríme, por si alguien me busca...
El Negro asiente.
-Dale, yo me encargo.
-Gracias.
Da media vuelta y se encamina hacia la salida. Cuando gana la calle, sube a su auto y arranca sin demoras.

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