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lunes, 21 de abril de 2014

"GA.LI.LEO" Detective Privado - 1° Cap -

El Gringo mira una carrera de caballos en la televisión, mientras pasa un trapo sobre la barra, con un cigarrillo colgando de los labios. El bar está casi desierto, solo hay un par de mesas ocupadas, contra el escaparate. Entra Gabriela con prisa y se dirige hacia la barra, sentándose en una banqueta. El Gringo se acerca a atenderla.
-Hola, Gringo. Servíme uno que estoy apurada.
El barman obedece. Trae un vaso, la botella de whisky y comienza a servir. Gabriela enciende un cigarrillo, mirando sin interés la pantalla del televisor.
-Desde que te divorciaste, estás tomando más que antes. Y a cualquier hora - le llama la atención el barman- ¿No tendrías que estar en la jefatura?
-Sí, pero el Negro me cubre, hasta que vuelva.
Le alcanza el vaso y ella se lo bebe de un trago, complacida. Deja el vaso vacío sobre la barra, consultando el reloj de pared.
-¿Ese reloj anda bien?
Le hace señas al barman para que se lo llene otra vez.
-Dale, servíme otro para el camino, que se me hace tarde.
El Gringo obedece, de mala gana.
-¿Y se puede saber, adónde vas con tanto apuro?
-Voy a buscar a mi nena al colegio.
Gabriela se bebe el segundo whisky de un trago, arrugando la cara. Toma el cigarrillo y se pone de pie, despidiéndose mientras camina hacia la salida.
-Chau, Gringo. Ponelo en mi cuenta.
-Chau, Gaby. Cuidate.
Ella sale. El barman recoge el vaso, el cenicero y pasa el trapo a la barra.


Gabriela sale del bar, da unos pasos hacia su auto y tiene que detenerse. Se tambalea un poco, aturdida. Logra mantener la compostura y con lentitud, llega hasta la puerta del auto, la abre y se sienta detrás del volante. De a poco, se repone del mareo. Pasan unos minutos, enciende el auto y arranca.


Dana, aguarda sentada en la escalinata de ingreso al colegio. Es la única alumna que quedó sin retirarse. Con fastidio, ve llegar el auto de su madre. Se vuelve hacia la puerta del colegio, levantando la voz.
-¡Seño! ¡Ya llegó mi mamá!
Del interior del colegio, surge una maestra. Le da un beso en la mejilla y se despide, al ver estacionar a Gabriela.
-Chau,querida. Hasta mañana.
-Hasta mañana, seño.                                                                                                                                    Dana baja los escalones, arrastrando su mochila. Desde el auto, Gabriela saluda a la maestra con un ademán de su mano y esta le corresponde. Dana rodea el auto, se sube adelante y arrancan.
-Hola, mami.
-Hola, chiquita. ¿Cómo te fue hoy?
-¡Bien! ¡Tomamos la leche, hicimos unos dibujos...! ¿Querés que te los muestre?
-Dale, seguro que te salieron hermosos...
Dana abre el cierre de la mochila, saca una carpeta, busca los últimos dibujos. Gabriela intenta mantener la atención en el tráfico, aunque aún padece un ligero mareo.
-Y, me salieron más o menos...
-¿Por qué decis eso?
Al fin encuentra los que busca, se los muestra.
-Eran difíciles. Había que pintarlos con témpera...
Un auto les toca bocina, adelantándose con imprudencia. El tráfico se intensifica.
-¿A verlos? Pero, ¡están muy buenos! ¿Segura de que los pintaste vos solita?
Se acercan a un cruce de avenidas y el semáforo está en verde. El auto que tienen adelante acelera para lograr pasar. Junto a ellas, una camioneta con furgón, les tapa la visión del lado derecho de la calle. El semáforo cambia a luz amarilla y Gabriela no se percata de ello, entretenida con su hija.
-Y, un poco, me ayudó la seño...
-Ya me parecía...
-Má, papá, ¿por que no vino?
El semáforo se pone en rojo.
-Tenía una reunión...
La camioneta con furgón clava los frenos, haciendo chirriar las gomas. Gabriela, con la visión tapada por el otro vehículo, sigue su marcha y cuando adelanta a la camioneta, un camión repartidor de gaseosas que viene por la derecha, las embiste con violencia. Estallan los vidrios, gritan, vuelcan. Luego, todo se oscurece.

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