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domingo, 27 de abril de 2014

"GA.LI.LEO" Detective privado - 2° Capitulo.

Gabriela entra a su auto, se estira y quita el seguro de la puerta del acompañante. Pablo abre y entra, restregándose las manos heladas. Ella enciende un cigarrillo,baja la ventanilla y exhala una bocanada.
-¿Por qué no cerrás y encendés la calefacción?- se queja él- ¡Hace un frío de cagarse!
-No anda, además, si no te gusta te podes ir bajando.
Pablo se traga la bronca, levantándose las solapas del abrigo.
-Dale- apura ella- Decíme rápido que querés y no me hagas perder el tiempo.
-¿Oíste hablar de Efraín Rosales?
Gabriela niega con la cabeza.
-El político...- insiste Pablo- Sale mucho en televisión estos días.
-No veo mucha tele. ¿Qué le pasa?
-Está recibiendo amenazas, de manera anónima. Suponemos que es por lo bien que mide en las encuestas...
-¿Y qué tenés, vos, que ver con eso?
-Soy su jefe de campaña. Me encargó que encontrara a alguien que pueda investigar, y que sea discreto...
-¿Y qué dicen las amenazas?
-Que van a matarlo a él y a su hija, si no baja su candidatura.
Gabriela pita el cigarrillo, pensativa. Exhala el humo, en silencio.
-Nos urge solucionar este asunto- continúa Pablo- Tiene miedo que a su hija le pase algo, y tenemos que confirmar al partido si se postula o no.
-Mirá, yo te voy a decir qué es lo que me parece. Tendrían que ir con la policía, plantear el asunto y que intervenga un juez. A los dos le van a poner custodia y listo, todo resuelto.
-¡No seas cínica! ¡Si fuera tan simple, eso ya lo habría hecho!
-Entonces,¿cuál es el problema?
-Su hija se fue de su casa hace más de dos años, y no tenemos idea de dónde puede estar...
-¿Y qué les hace suponer, que los que lo amenazan, sí lo saben?
-No tenemos ninguna certeza, pero tratándose de su hija, no se puede arriesgar.
Gabriela medita unos segundos, mirando la calle vacía.
-¿Y qué tendría que hacer yo?
-Encontrarla lo antes posible. Y avisarnos dónde está.
-¿Solo eso?
El asiente con un movimiento de la cabeza. Hacen una pausa. Gabriela arroja la colilla del cigarrillo a la calle y Pablo baja su ventanilla, despejando el humo.
-Dejame que lo piense- pide ella- Llámame mañana y te contesto.
-Ok. Si aceptas el trabajo, seguro que mi jefe va a querer conocerte...
-Está bien, pero mañana vemos.
-En cuanto a nosotros, espero que esto compense lo que pasó y dejes de estar resentida conmigo...
Gabriela lo mira, con el ceño fruncido.
-No creo- dice, mientras enciende el motor- Bájate.
Pablo obedece, alentado por su tono de voz. Desciende y cierra la puerta. Está a punto de acotar algo, inclinándose hacia la ventanilla abierta, pero Gabriela arranca bruscamente y se aleja, dejándolo desairado.

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