Translate

martes, 31 de diciembre de 2013

Pensión de caballeros - Continuación 4º Capitulo.

Paloma y Lucas salen del café y caminan cargando un bolso y una valija. Se dirigen a la parada de colectivos. Paloma ha decidido que lo mejor es cambiar de barrio, alejarse lo antes posible. Hay un par de personas en la garita, aguardando. Se sientan y descansan. El sol matutino los reconforta, su calor es suave, como una caricia. Mientras esperan, Paloma pasea la vista y se detiene en un panfleto, pegado a un poste. Le pide a Lucas que no se mueva de su lugar y se acerca para leer mejor. Su rostro se ilumina. Vuelve a la parada, toma el equipaje y le indica a Lucas que la siga.

                                                                        ............................

Esteban sale del supermercado chino, cargando una bolsa de red con provisiones. Va leyendo el ticket de su compra. Levanta la vista cuando un conocido pasa y lo saluda. Vuelve a concentrarse en el detalle de la factura, avanza unos pasos y se detiene. Es que le pareció leer un cartel pegado en un tapial y no está seguro si lo que vió fugazmente, al levantar la cabeza, es correcto. Retrocede unos pasos, se para frente a la pared y se convence de que leyó bien. Arranca el cartel de un tirón, ceñudo, y emprende con rapidez el regreso a la pensión.

                                                                        .............................

 Los pensionistas toman mate en el pasillo, frente a sus habitaciones. Acordaron quedarse en la pensión, expectantes de los resultados del trabajo de la noche anterior. El pibe fue designado para ir hasta la panadería y trajo bizcochos y medialunas, para amenizar la espera. Oyen un portazo y entra Esteban al patio, hecho una tromba. Deja las compras sobre la mesita y los encara, exhibiendo el cartel.
-¡Hey! ¡Ustedes! ¿Me pueden explicar qué significa esto?
Rehuyen su mirada, haciéndose los desentendidos. Tocan el timbre.
-¡Pibe! ¡Anda a ver quién es! ¡Si es un cliente, que me espere!
El pibe obedece, descendiendo la escalera con rapidez, esquivando la mirada de Esteban. El Ruso, baja unos peldaños, intentando pacificar la situación.
-Mira, Teban, yo te voy a explicar...
-¡Y, sí, si es lo que estoy esperando!
Regresa el pibe, seguido de Paloma y su hijo.
-Teban, lo buscan.
Esteban se vuelve, ceñudo. Su expresión cambia, sorprendido por la presencia de la mujer y del chico, parados detrás de él, con el equipaje a cuestas. El Ruso se queda a mitad de camino, mientras que el pibe aprovecha y sube raudo, mezclándose con los otros.
-Buen día - balbucea Esteban.
-Buen día -responde Paloma, esbozando su mejor sonrisa- Vengo por el anuncio...
Esteban vuelve a ponerse ceñudo, mirando el cartel que tiene en las manos. Enfrenta la mirada de los demás, levantando el tono.
-¿Por esto? ¡Justamente estábamos discutiendo sobre el asunto!
Suaviza su modo de hablar, volviéndose y dirigiéndose a paloma.
-Mire, acá hubo una confusión - hace un bollo con el papel- No necesitamos ningún cocinero.
-Pero, Teban...- dice el Ruso.
-¡Con ustedes ya voy a hablar! - retruca con dureza.
Paloma no puede ocultar su desilusión. Su voz se quiebra, hasta convertirse en un ruego.
-Señor, por favor...Hicimos un largo camino para venir hasta acá. Estoy buscando trabajo, no tenemos dónde vivir y estamos en la calle...Soy buena en la cocina, además, puedo lavar y planchar, hacer la limpieza...
-Yo le agradezco, pero lo que pasa, es que no le puedo pagar por el trabajo ¿entiende?
-¡Puedo trabajar por la comida y el alojamiento! ¡Ese no sería un problema!
Esteban no sabe que decir.
-Mire, esta es una pensión para hombres. No es un buen lugar para usted, ni para su hijo...
-¡Por el contrario! ¡Acá nos sentiríamos protegidos! ¡Deme una oportunidad, se lo suplico!
Los demás, que siguieron la charla desde arriba, deciden intervenir.
-¡Vamos, Teban! ¡Te hace falta una mano!
-¡Afloja un poco! ¡Déjala probar!
Esteban duda, cruza una mirada con el Ruso, que asiente con la cabeza.
-¿Que dice? - pregunta Paloma, acongojada.
-Está bien - accede Esteban- Traiga sus cosas y fíjese, en la cocina, qué puede preparar con lo que hay. 
Los pensionistas aplauden y vitorean. Paloma se emociona, sonriente.
-¡Gracias! -le da un beso en la mejilla- ¡No se va a arrepentir!
Esteban se queda de una pieza, sorprendido por la reacción de ella. Le indica que lo siga.
-Es por acá.
Paloma toma el bolso y la valija y lo acompaña, seguida de Lucas. Ingresan a la cocina, mientras los hombres festejan. Se calman cuando Esteban vuelve al patio y los mira con rencor.
-¡Y con ustedes, todavía estoy enojado! ¡No crean que me olvide!
Cruza y se mete en el taller, mientras los pensionistas comparten sonrisas de satisfacción. 

                                                                 ................................
 Mientras Paloma prepara el almuerzo y Lucas se entretiene jugando con su autito, Esteban, en el taller, no logra concentrarse en sus tareas, turbado por la presencia femenina. 
                                                                  ................................

 Pasado el mediodía, Paloma sale al patio y batiendo una cacerola con una cucharada de madera, anuncia el momento que todos han esperado.
-¡A comer!
Regresa a la cocina. Una a una, las puertas de las habitaciones se van abriendo y emergen los hombres, arreglados y perfumados. Se apoyan en la baranda del pasillo y aspiran el aroma que inunda el patio, cerrando los ojos. Esteban sale del taller y los ve bajar con expresión adusta. 
-¡No se olviden que está a prueba!
Asienten, sin omitir opinión, y pasan raudos junto a él.

                                                                   ..................................

Los hombres pasan el pan al plato. Han comido a reventar. Paloma sonríe, radiante y feliz. Esteban está atónito.
-Este es el mejor estofado que comí en años...
-Entonces...¿me puedo quedar?
Recorre los rostros de sus compañeros.
-¿Ustedes qué opinan?- consulta.
El pibe eructa y Esteban le recrimina con la mirada.
-Perdón- se excusa- Es que comí tanto, que creo que la comida se me está por salir por las orejas...
Su comentario provoca carcajadas. Todos se sienten satisfechos. Esteban la mira, sonriente.
-Creo que eso, fue un si.
Ella se emociona, aprieta su mano sobre la mesa.
-Gracias...

       


No hay comentarios:

Publicar un comentario