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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Pensión de caballeros - 2º Capitulo / Continuación.

Unos días después...
Un camión con un volquete, se detiene frente a la casa de Esteban. El conductor baja, toca timbre y aguarda. Esteban  se asoma, intercambian unas palabras, le firma una planilla y regresa al interior, cerrando la puerta. El conductor vuelve al camión, arroja los papeles sobre el asiento y comienza a bajar el contenedor. Una vez en el suelo, desengancha las cadenas y le da unos empujones, hasta acomodarlo paralelo al cordón de la acera. Sube a su vehículo y se marcha. Solo han pasado unos segundos desde su partida cuando, con un chirrido lastimoso, Esteban levanta la persiana metálica del local. Se asoma y constata que el volquete está bien ubicado, pega la vuelta y pone manos a la obra. En estos días que estuvo haciendo limpieza, juntó ruedas herrumbradas, latas, cuadros viejos y partes de bicicletas, arruinados por el paso del tiempo. De a poco, va tirando todo al contenedor, apreciando el espacio libre que queda en el taller. Quita las telarañas y levanta una polvareda al ponerse a barrer. Sale a la vereda, víctima de un acceso de tos, y se topa con el Ruso, que viene cruzando la calle, cargando un bolso, con una sonrisa.
-¡Teban!
-¡Ruso, querido!
Se funden en un abrazo afectuoso. Cada palmada que el Ruso le da en la espalda, levanta una nube de tierra.
-¿Cómo andas, Tebita? ¡Tantos años sin vernos!
-Bien, laburando un poco...Disculpá la mugre que tengo ¡ni me di cuenta!
-Pero ¿qué decís, che? ¡Como si no me conocieras!
-¡Qué alegría! ¡De vuelta al barrio!
-¡Je! ¡Como cuando éramos pibes! ¿No?
-Como cuando eramos pibes...
Se miran, los ojos cargados de recuerdos y emoción.
-¡Pasa, Ruso! ¡Me pica la garganta de tanto tragar tierra!¡Tengo una cerveza helada y no tenía con quién compartirla!
-¡A mi juego me llamaron! ¡Tengo sed desde que salí de Tucumán!
-De paso nos ponemos al día...
-¡Puf! ¡Tengo tantas anécdotas que podría llenar un libro!
Esteban se ríe, guiando a su amigo hacia el interior.
-Pero, ¡si sos una bestia! ¡Primero tendrías que aprender a escribir!
Se ríen.
-Eso es verdad...









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